Vol. 21 Núm. 2 (2018)
Los impactos ambientales causados por las actividades humanas sobre las funciones ecológicas de los ecosistemas han cambiado su dinámica e intensidad principalmente con la incorporación de nuevas tecnologías para el manejo de los recursos naturales. El avance tecnológico mejora la eficiencia como se obtienen recursos y energía para la promoción del desarrollo económico de la sociedad. Sin embargo, ante cualquier trabajo efectuado sobre un sistema, hay desbalances energéticos y degradación de su estructura, principalmente por sobre – explotación o prácticas no sustentables. Los impactos sobre los ecosistemas derivados de la actividad humana requieren ser monitoreados con la misma rigurosidad que se aplica al seguimiento de un paciente hospitalizado, para así tomar las acciones de manejo con la temporalidad necesaria que evite daños ambientales irreversibles o que requieren de intervenciones complejas.
Existen herramientas que nos permiten tanto fiscalizar, prevenir o castigar actos que se desmarquen de un manejo consciente y bioético de los recursos naturales. La normativa ambiental es quizás la respuesta que tienen las sociedades humanas para proteger y conservar sosteniblemente los ecosistemas, y regularizar el aprovechamiento de los diferentes bienes y servicios que de estos obtenemos. Generalmente una normativa ambiental, al igual que los instrumentos jurídicos utilizados en otras áreas temáticas, incorporan tratados internacionales y convenios entre países con la normativa interna desarrollada por los cuerpos legislativos y judiciales colegiados con que cuentan los gobiernos.
Dentro de los grandes desafíos en materia ambiental, que llegan en el marco de un aumento en la intensidad de eventos climatológicos, está la conservación del recurso hídrico, la gestión de contaminantes y la restauración o rehabilitación de ecosistemas. La disponibilidad y distribución del recurso hídrico, así como ocurre en cualquier sistema, depende de la fuente, que, en este caso, de las áreas de recarga hídrica bajo un contexto de ordenamiento de cuencas hidrográficas, un abordaje que tuvo su mayor fama durante los años noventa y principios de este siglo en nuestro país, pero que ha venido a perder fuerza debido a la complejidad para implementarlo y la poca voluntad política.
En cuanto a la gestión de contaminantes después de alcanzar su cúspide positiva en la famosa revolución verde, inicio una vertiginosa caída debido a los diversos hallazgos científicos, principalmente con efectos nocivos sobre la salud humana, causados por un inadecuado manejo de los compuestos químicos en la producción agropecuaria. También, principales centros urbanos están claramente abarrotados por el tráfico vehicular desordenado fruto de una inexistente planificación del territorio, llenando de importantes concentraciones de contaminantes el aire que a diario se respira, los que tienen la desdicha de habitar centros urbanos o de aquellos que irremediablemente o por voluntad deben de visitarlos. Finalmente, la degradación de ecosistemas por el impacto de actividades humanas y la intensificación huracanes, terremotos y otros eventos naturales ha impulsado el desarrollo de una novel ciencia conocida como ecología de la restauración, que reúne diversas disciplinas para la búsqueda conjunta de un problema en común.
En este número de la Revista Reportorio Científico se tratarán con mayor profundidad y especificidad los temas de los cuales se han presentado. Los autores exponen enfoques interesantes sobre las temáticas de normativa ambiental, contaminantes en el aire, recurso hídrico y restauración de ecosistemas.
Dr. Luis Diego Alfaro Alvarado
Coordinador de la Maestría en Conservación y Manejo de Vida Silvestre
Coordinador del Diplomado en Conservación y Manejo de Áreas protegidas.
Investigador en Ecología Áreas Protegidas y Corredores Biológicos
lalfaro@una.cr
2277-3597