Escuela de Ciencias Sociales y
Humanidades, UNED, Costa Rica
https://revistas.uned.ac.cr/index.php/espiga
ISSN: 1409-4002 • e-ISSN:
2215-454X
Cuerpo marginal desde los paratextos
literarios de la obra de Con pasión absoluta
de Carol Zardetto
Laura Zúñiga-Hernández [*]
https://orcid.org/0000-0003-3099-7369
Recibido: 18 de junio
de 2020 • Aceptado: 20 de noviembre de 2021
Resumen
La conformación de un discurso literario va
más allá de la narrativa o versificación, en esta se abre una serie de
posibilidades a partir de los recursos estilísticos utilizados para enriquecer
cada palabra. Así, en las obras, la presencia de paratextos establece una
relación entre ellos, su contexto, contenido y encontrar nuevas ideas e
interpretaciones.
Por tal motivo, el siguiente análisis aborda
los paratextos de la obra Con pasión
absoluta[2] de Carol Zardetto para establecer una conexión metafórica desde los
cuerpos marginales como una temática en los textos centroamericanos recientes y
que trazan líneas de estudio alternativas a las ya establecidas.
Palabras clave: Violencia, revolución, literatura
centroamericana, narrativa.
Marginal body from the literary paratexts of
the work, Con pasión absoluta (With
Absolute Passion) by Carol Zardetto
Abstract
The composition of a literary discourse goes beyond the narrative or
versification. It opens a series of possibilities drawn from stylistic
resources used to enrich each word. In
that way, in this literary work, the presence of paratexts
establishes a relationship among them, their context, content and finding new
ideas and interpretations.
For this reason, the following analysis addresses
the paratexts of the work,
Con pasión absoluta (With Absolute Passion) by Carol Zardetto,
in order to establish a metaphoric connection from marginal bodies as a theme
in recent Central American texts, and trace alternative lines of study than those
which are already established.
Key words: Violence, revolution, Central American
literature, narrative.
Le marginal dès les paratextes
littéraires de l’œuvre Avec passion absolue de Carol Zardetto
Résumé
La conformation d’un discours littéraire va
au-delà du récit ou la versification; dans cette conformation, une série de
possibilités s’ouvre à partir des ressources stylistiques utilisées pour
enrichir chaque mot. C’est ainsi que dans les œuvres, la présence des
paratextes les met en rapport entre eux, leur contexte et leur contenu en
permettant aussi de trouver de nouvelles idées et interprétations.
C’est pourquoi, l’analyse suivante traite les
paratextes de l’œuvre Con pasión absoluta (Avec passion absolue) de Carol Zardetto afin d’établir une connexion métaphorique à partir
du marginal comme une thématique dans les textes centraméricains récents qui
trace aussi des lignes de recherche alternatives à celles qui sont déjà
définies.
Mots-clés: Violence, littérature centraméricaine,
narrative.
Introducción
Los temas en la literatura centroamericana en la
década de 1990 y post noventa varían con respecto de las décadas anteriores,
uno de los contenidos más recurrentes de análisis es el del cuerpo. Ya lo
menciona Le Breton[3], cuando explica en Antropología
del cuerpo y modernidad, cómo el ser humano se simboliza a partir de su
corporeidad, pero que en el orden moderno la interpretación varía con respecto
a otras épocas. Actualmente se da una ruptura del sujeto, se le relaciona con
la búsqueda del uso de las medicinas para controlar las dolencias, se habla de
la sensibilidad que lo habita y el signo que lo representa.
Dicha problematización, que se extiende más allá de la
definición aportada por el mundo occidental, lleva consigo aspectos que ya
Foucault[4] había tratado anteriormente,
el cuerpo es violentado por diversos mecanismos represivos, que le permite al
poder el sometimiento de otros. Las estructuras deciden quiénes son marginales,
a quiénes se les otorga el carácter de rechazado social: ancianos, enfermos,
personas con capacidades limitadas, incluso «lo normal y anormal», están
dispuestas por unos pocos y a partir de lo que significa su corporalidad para
su entorno social.
En Centroamérica, después del proyecto revolucionario
de la década de 1980, ya en decadencia y desencanto, se consolida lentamente el
eje de lo íntimo desde el cuerpo; por lo cual, al entrar en décadas recientes,
el escritor vuelve su mirada hacia lo personal, intimista, apartando las
aspiraciones derrocadas de los antecesores. Se vuelve un proceso de
consolidación de nuevos paradigmas, asumidos desde las individualidades
marginales, sumisas y violentadas tras la utopía revolucionista.
Dentro de la contemporaneidad explicada por Zavala[5], se revela la búsqueda
constante de técnicas que innoven el texto literario; parte de estos abordajes
no solo se dan en la narrativa, sino en poemarios; de este modo, la
implementación de la metáfora se establece en su relación con el significado de
la nación y en cómo se reconstruye después de que cayera la revolución
centroamericana de la década de 1980. Así, los sentidos metafóricos demuestran
que los cuerpos individuales personifican la violencia, mutilación y el
desencanto del pasado en las sociedades sufrientes de la década de 1980.
Por lo tanto, el siguiente análisis pretende explicar,
a partir de los paratextos de la obra Con
pasión absoluta de Zardetto[6], la representación metafórica
de la corporeidad marginal presente en el texto. Sin duda, la escogencia de
esta obra se basa en la influencia que dicha novela tiene sobre la literatura
actual centroamericana, ganadora de un premio en el 2004; aborda temas
históricos, de la memoria y la violencia, encarnados desde la mirada femenina
que, mediante diversos recursos, lingüísticos y paratextuales, demuestra la
hibridez de las nuevas obras de la región, así como la reescritura de la
historia.
La novela de Zardetto,
publicada en 2005, trata de Irene, quien decide regresar a su país natal porque
su abuela está enferma. Al volver, se encuentra con una Guatemala diferente y
con una memoria colectiva que llena todos los espacios tras varias décadas de
diversos conflictos y cambios. Este reencuentro con su pasado y lugar de
nacimiento, le permite reconstruir su propia historia, narrada desde la mirada
femenina que atraviesa tres generaciones: la de Irene (la protagonista), Toya y
Nena, la abuela y la madre de la protagonista, respectivamente.
Se entrecruzan aquí los frágiles límites del recuerdo
y los sucesos históricos con la ficción, hecho muy característico de la
literatura centroamericana contemporánea, como una forma de cicatrizar el dolor
y los traumas, un método para saldar la deuda ideológica y reconstruir la
historia de un país fragmentado por las consecuencias catastróficas –a nivel
social, político, económico y psicológico– de la guerra.
Contexto histórico
La obra de Zardetto se
desarrolla desde un contexto de violencia, la cual es acarreada a lo largo de
décadas en Guatemala y en toda Centroamérica. Hacia finales de la década de
1970, la región centroamericana había estado en situaciones convulsas, tales
como las crisis económicas que alcanzan déficits muy altos en la región; a su
vez, se forman movimientos populares como expresión de la lucha de clases.
Maldonado[7] explica con detalle la
situación particular del país, con un desarrollo desigual, marcado por hechos
políticos, sociales y culturales; influencia de etnias diferentes, variadas
lenguas que van desde el español hasta el mayense.
Desde el periodo de la independencia se daban estas
desigualdades, provenientes de las clases sociales, lo que provocó, por mucho
tiempo, el aislamiento de la población indígena. Con la independencia, se trató
de eliminar esta situación; sin embargo, no se obtuvo el objetivo, pues los
grupos de poder ejercieron disputas para conservar los antiguos hábitos.
Más adelante, en la primera mitad del siglo XIX, se
inician periodos dictatoriales y regímenes autoritarios en los cuales prevalece
la persecución a la Iglesia católica, principalmente porque estaba enlazada con
grupos indígenas que lucharon durante varios años para reivindicar sus
derechos, lo que un tiempo después provoca su incorporación a la lucha armada;
además, rige el menosprecio por la clase campesina, ya que ante todo, los
gobernantes querían la modernización del país.
Hay otros hechos que van esculpiendo la identidad
guatemalteca, entre ellos se resalta la explotación del cultivo y comercio del
café, con esta se evidenció, aún más, el beneficio obtenido por las clases altas;
también, se dio un incremento significativo de la introducción del cultivo del
banano y de empresas estadounidenses.
Entre las décadas de 1960 y 1980, inicia un espacio
violento en la región centroamericana; en el caso de Guatemala, se dan
enfrentamientos por cuestiones políticas, económicas, sociales y de etnias; de
este modo, el gobierno usa el poder mediante la militarización de los
conflictos para dar resolución a las múltiples manifestaciones y en
consecuencia se da la lucha contra los sectores insurgentes.
Fraudes electorales, secuestros, terrorismo,
discriminación, pobreza y muertes debido a las luchas sociales por defender
tierras, identidad y justicia social a nivel económico, fueron detonantes para
protestas, además se dio una falta de apoyo internacional y la conformación de
grupos distintos en disputa del poder.
Para los 2000, el panorama guatemalteco no varía y se
sigue dando la corrupción, el narcotráfico y la intrusión de grupos informales
de poder, tales como las maras; estas últimas empobrecen y violentan más el
territorio y, sobre todo, aumenta la inseguridad ciudadana, situaciones que
llegan hasta el presente.
Estado de la cuestión
Hay investigaciones que tratan sobre las temáticas de
este artículo, tales como el cuerpo, la metáfora, los paratextos, las cuales
serán expuestas brevemente a continuación.
En primer lugar, la imagen del cuerpo como
Centroamérica es, en sí, una metáfora, una representación implícita en muchos
textos. Su perspectiva sobrepasa lo colectivo y se enfoca en una individualidad
que expresa un espacio macro y micro, pero intimista. Le Breton[8] ya lo decía: «[…] El cuerpo
funciona como un límite fronterizo que delimita ante los otros, la presencia
del sujeto. Es factor de individuación». La distinción que se hace con los
otros a partir del cuerpo implica ser parte de un todo, un grupo en el que se
diluye el individuo en medio del cosmos. En la modernidad, este representa una
posesión en el que se puede hacer, se construye, se deforma, se cura, enferma o
se violenta.
En obras recientes, se figura el cuerpo como en la
novela A-B sudario[9]
de Jacinta Escudos, quien con tono autobiográfico habla de la exploración del
sujeto y su represión desde la individualidad; asimismo, en la obra se
frecuentan espacios para el cuerpo, puesto que al final este se convierte en un
espacio delimitado por sí mismo.
Sublimes y
perversos de Lety Elvir[10],
por su parte, explica dos estéticas distintas de la corporalidad, es decir, la
de lo sublime y lo perverso. La obra problematiza las relaciones entre mujer,
sexualidad y escritura, los cuerpos pasan de ser objetos a sujetos. Las
representaciones de lo masculino y femenino cambian, se da una evidente
liberación de los parámetros sociales, las reglas se rompen, hay un espacio
para la experimentación y la experiencia.
Otro ejemplo es De fronteras[11], de Claudia Hernández, quien con una
serie de relatos de corte realista y fantástico, interpreta la visión de la
región centroamericana enmarcada, principalmente, desde la voz de la mujer
migrante y la denigración de su cuerpo por parte de la hegemonía circundante.
En segundo lugar, sobre los paratextos existen varias
investigaciones que los explican desde su definición y funcionamiento. Álamo[12] los define desde los
principios de Genette y clasifica los diferentes elementos que componen un
texto, o como él lo denomina, «transtextuales»,
divididos en cinco: intertextualidad, paratextualidad,
metatextualidad, hipertextualidad y architextualidad. Además de las definiciones desarrolladas,
se establece la relación con respecto al ámbito editorial y los elementos constituyentes
del diseño, es decir, «[…] capítulo (epígrafe, parágrafo o párrafo);
dedicatoria (dedicatoria intradiegética); explicit/incipit; prólogo (exordio) o proemio/ epílogo; título
(epónimo, subtítulo)»[13].
Castro[14] también relaciona el término
de lo paratextual en un estudio historiográfico de dos textos que tratan sobre
lo indígena, uno costarricense y otro guatemalteco. La autora se vale de estos
para explicar la hibridez presente, los datos brindan validez a lo tratado en
las narraciones, ambas provienen de un yo que cuenta desde el no
sujeto indígena.
Con respecto de la metáfora, Fajardo[15] explica que se refiere al uso
del lenguaje figurado que debe ser interpretado por el lector; es decir: «[…]
son todas aquellas expresiones en las que tenemos que ubicar dentro de una gama
de posibles sugerencias y que se acomodan más al contexto; el lenguaje
metafórico, se dice, tiene un efecto contaminante que impide el razonamiento
científico y objetivo.»[16]
Conceptualización
Seguidamente se detallará, con brevedad, el concepto
de la marginalidad. Gama[17] explica que la existencia de
lo marginal se da, primero, al haber algo catalogado como «normal»,
es decir, la presencia del otro, ese que no es como el sujeto que habla. El
patrón de normal y anormal expresa, en consecuencia, un asunto de poder, una
posición con respecto al subordinado.
El sujeto marginal, en la literatura centroamericana,
se concibe desde el panorama que queda después de la guerra y los acuerdos de
paz. Arias[18] expone que el sujeto
centroamericano sobrevivió, pero no fue salvado ni se redimió con las batallas
entabladas, continuó sumido en la pena, la desesperación y del todo no
convencido de que sus naciones efectivamente lo habían hecho.
Lo anterior, en consecuencia, expone la búsqueda de
una identidad, una posición social, un pertenecer más allá de los límites;
busca permanecer, a pesar de la «pena y la desesperación».
Igualmente, se manifiesta a través de personajes que hasta el momento eran
invisibilizados, como ocurre con las mujeres, indígenas o niños.
En resumen, la necesidad de discutir sobre la
marginalidad presente en el discurso del istmo es una manera de mostrar la
cultura marginada; porque, «desde allá intentan moldear un nuevo ser sobre
las ruinas y fragmentos de otros tiempos y otros espacios pues ambos (la novela
y el testimonio) son diferentes estrategias de resistencia»[19]. Dicha resistencia es la
tónica que cede paso al área de la subjetividad que reestructura a la población
y a los nuevos hablantes.
Quizá este sea uno de los elementos más relevantes de
entender en la literatura centroamericana, pues es un espacio social e
individual. Cortez[20] ya lo había explicado acerca
de los cuentos de Claudia Hernández: ¿Dónde se puede llevar esta culpa sino en
el cuerpo mismo? La marca en la corporeidad se da en los violentados, mutilados
o sometidos a un poder, aspectos propios de la realidad de Centroamérica
durante décadas, donde Guatemala no es la excepción.
Sesarego[21] expone que la presencia y la
ausencia del cuerpo se distingue por su nivel sensitivo y fenomenológico. En el
primero, se desata toda la información recibida mediante la percepción, tanto
de manera interna como externa: temperatura, dolor, postura, entre otros. El
segundo se percibe solo en ciertos momentos, como en la enfermedad o la
dolencia. Asimismo, el autor lo explica desde tres dominios: el flujo de
conciencia en sí mismo, el ambiente y la presencia corporal; donde, según él, este
último es el más relevante, ya que en la mayor parte del cuerpo su presencia es
invisible, incluso la llama «marginal», y en otros momentos se es consciente
de ella, porque se necesita que así lo sea, como cuando se quiere aprender
alguna labor que lo involucre directamente o en el caso de las enfermedades.
Le Breton[22] abre otra serie de
conceptualizaciones e indica cómo se ha entendido a lo largo del tiempo; hace
hincapié en el simbolismo que posee dentro de cada sociedad específica, en la
que muchas veces se le define desde un producto cultural nombrado hasta sus
aspectos biológicos.
Las simbolizaciones hechas por el autor también giran
en torno de la corporeidad como un espacio individual separado de los otros:
«La noción moderna de cuerpo es un efecto de la estructura individualista del
campo social, una consecuencia de la ruptura de la solidaridad que mezcla la
persona con la colectividad y con el cosmos a través de un tejido de
correspondencias en el que todo se sostiene»[23].
En conclusión, el cuerpo se define por los individuos
a partir de las relaciones con los otros; sin embargo, son individuales, aunque
su entorno sea de una colectividad en la que se desarrolla. Por lo tanto,
funciona como un límite fronterizo entre los demás y radica la presencia del
sujeto.
En sí, estos se pueden definir desde su función, como
guía para simbolizar el texto, determinan la lectura y la comprensión. Se
distinguen dos posiciones: el bloque del autor y el del editor. Según lo afirma
Sabia[24], el primero se relaciona con
lo que el autor propiamente utiliza para estructurar su obra, mientras que el
segundo responde a las necesidades particulares de edición: lo comercial, la
difusión y la distribución.
Genette, citado por Paz[25], estudioso de los paratextos,
los valora de un modo intermedio entre lo dicho y lo exterior al texto, lo cual
concierne al autor y a la editorial. Entre estos se menciona: títulos,
subtítulos, prefacios, índices y dedicatorias.
Ahora bien, de los diversos paratextos existentes, los
elegidos para este artículo, son los títulos, como enunciados que orientan,
anticipan, especifican y designan el contenido del libro o el texto. Se
consideran también como una «instancia» comunicativa compuesta de diversos
elementos: un mensaje, un destinador (por lo
general es el autor) y un destinatario (público, que más bien son los
lectores, quienes leen o no por completo el libro, sin embargo, son los
receptores).
Equivalentemente, otro elemento son las dedicatorias,
las cuales consisten en una práctica en la cual la obra se dedica a una
persona, benefactor o institución con el fin de homenajearlo de manera real o
ideal. Esta práctica se remonta a la Roma antigua, pasa por la Edad Clásica y
llega hasta estos días. Por lo general se ubican al principio del libro, sin
embargo, también al final, o bien, en partes del texto ya desarrollado.
Cuenta con elementos tales como el dedicador,
que será el autor, aunque también puede ser un traductor. En el caso de los dedicatarios,
se clasifican en dos: públicos (persona más reconocida con una relación
intelectual o académica con el escritor) y privados (persona con una relación
personal con el autor).
En síntesis, de todos los aspectos desarrollados con
anterioridad, se destaca el hecho de que los paratextos tienen una función
específica y son objetos interpretables en un análisis, pues son una guía para
llegar a una explicación de los textos y para la comprensión lectora.
Este término posee muchas definiciones, de las
cuales se mencionarán brevemente algunas. Lakoff y Jonhson[26]
explican que, aunque hay personas que pretendan vivir sin metáforas, estas son
parte de la vida, pues se impregnan a nivel del lenguaje, del pensamiento y la
acción desde temprana edad. En primera instancia explican que: «La metáfora es un mecanismo de analogía
en el que se concibe un concepto que pertenece a un dominio conceptual
determinado en función de otro dominio conceptual, y en el que se establecen
correspondencias y proyecciones entre los atributos de ambos dominios»[27].
Es decir, no se puede observar sin ser referida a
otros significantes, es la relación entre un término y otro, perteneciente a un
dominio conceptual en el que se realizan correspondencias.
Otro autor que trata el tema es Borges; Laín[28]
explica que esta es una cuestión de nombrar «un lugar de» como un sustantivo; se le
equipara con un símil o sinécdoque, es decir, un proceso de comparación. Al
mismo tiempo, se conceptualiza a partir de la poesía, como la expresión que
representa su estado más esencial, utiliza la figura para explotarse a sí
misma, lo que le da la cualidad de emplearse cientos de veces más en la voz
poética.
Por último, otra
concepción la brinda Fajardo[29],
quien explica que esta se refiere al uso del lenguaje figurado, objeto de
interpretación por el lector, dado a través de un proceso de posibles
connotaciones.
En resumen, cada una de
las definiciones de la figura literaria se remiten a procesos de simbolización,
de lectura y relaciones que realiza el lector sobre determinados conceptos y
que pueden generar nuevos significados.
Análisis de Con pasión
absoluta[30]
Seguidamente se detallará, con brevedad, el concepto
de la marginalidad. Gama[31] explica que la existencia de
lo marginal se da, primero, al haber algo catalogado como «normal»,
es decir, la presencia del otro, ese que no es como el sujeto que habla. El
patrón de normal y anormal expresa, en consecuencia, un asunto de poder, una
posición con respecto al subordinado.
Título
Desde el título, Con
pasión absoluta, la autora presenta un juego de palabras que, mediante su
fonética, permite la interpretación de diversos modos. En primer lugar, se
compone en su morfología y función sintáctica, como una preposición, un
sustantivo y un adjetivo femenino, es decir, un grupo nominal en el cual es
importante el nombre y no tanto las acciones; de acuerdo con Genette[32], este se puede clasificar
como un título temático, pues expresa a qué se va a referir el contenido de la
obra y no a un personaje o situación en particular.
En segundo lugar, si se analiza desde la fonética, es
una tautología, interpretada como «Con-pasión-absoluta», o bien,
entender «compasión absoluta», ambos enunciados dependen de su fonética, realizan
un juego que afecta directamente el sentido del texto y su contenido. En el
primero, se da la predominancia de las emociones, el sentido de la preferencia
por alguien o bien la afición a otra persona; el hecho de que sea absoluta le
da un valor maximizado y exclusivo. En cuanto a la acepción de una pasión de ánimo,
refleja un efecto desalentador y triste, cercana al contenido del texto de Zardetto.
En el segundo enunciado «compasión absoluta» se
comprende como una persona con suficiente amor al prójimo, sumamente
desprendida, o bien, siguiendo la acepción de la RAE, «Sentimiento de pena, de
ternura y de identificación ante los males de alguien»[33]. Nuevamente, a partir de esta
interpretación, el contenido de la obra se refleja de una u otra manera, porque
metaforiza en sí la historia guatemalteca.
Recapitulando, tal como se expone, cualquiera de las
dos interpretaciones se relaciona con el hecho de entender la novela desde la
marginalidad de los personajes, los cuales recuerdan su pasado y presente
llenos de nostalgia, tristeza o incluso entusiasmo por los acontecimientos
vividos, marcados en sus corporeidades.
La dedicatoria expresa: «A las mujeres que tejieron mi
infancia»[34], como se observa, se entabla
un diálogo con un grupo marginado: las mujeres, quienes contarán la historia
llena de dolor y cargas ideológicas fuertes; marcadas por el patriarcado.
Este paratexto, en primer lugar, se puede definir
desde el psicoanálisis, se afirma lo que no es mujer es hombre y viceversa,
esta cuestión remite a la posición cultural y social marginada de la mujer,
incluso en este siglo, tal como lo explica Santos[35]:
[…]
Si esto es cierto, tenemos que plantear entonces la necesidad de que el
psicoanálisis relativice el falocentrismo tanto del
inconsciente como de sus teorías y pensar que si en la clínica encontramos que
los inconscientes de hombres y mujeres son falocéntricos
no es porque la biología así lo determina, como lo pensó Freud, ni es efecto de
un orden simbólico ahistórico como lo pretende la teoría lacaniana, sino que es
el resultado de procesos culturales cuyas condiciones de producción y
reproducción nos corresponde investigar.
Por lo cual, se considerará que la facultad para
determinar uno y otro sexo es su físico y mentalidad; pero, sobre todo, el
carácter social y cultural existente. Asimismo, como un asunto biológico, la
dedicatoria enuncia que no está dedicado a hombres o, por lo menos, esa no es
la primera intención de la autora. Lo segundo es que el hecho de ser dedicado a
«las mujeres», refuerza la marginalidad, un estatus, donde el género femenino
se limita a un nivel inferior social, político, laboral o educativo, dicha
situación no es ajena al entorno guatemalteco.
Las mujeres a quienes se dedica el libro, además, no
son cualquier tipo de mujer, son «a las que tejieron mi infancia», esta oración
subordinada y metafórica, sin duda, enfatiza el sentir de una figura marginal,
pues tanto las palabras involucradas, «mujer» y «que tejieron mi infancia»,
remiten a aspectos meramente condicionados al género, a un carácter corporal y
de rol como «tejer», tarea que está implícitamente destinada a las mujeres.
Finalmente, la mención de la infancia muestra un
carácter corporal, un paso, un cambio de la niñez a la adolescencia y, esta, a
la adultez o, por qué no, a la vejez. Quiere decir que la dedicatoria abre un
espacio de encuentro hacia el sentir femenino, su carácter corporal, limitado a
los acontecimientos de mujeres que implica un cuerpo traspasado por el espacio
social que lo determina, modifica, construye y establece como tal.
Este apartado se inicia con los acontecimientos
ocurridos en una cárcel, los múltiples asesinatos y la crueldad desatada,
contextualiza los hechos en un espacio y periodo en sí. La cárcel es un espacio
marginal, destinado a aquellos que son lanzados y a quienes se les condiciona
su libertad.
Más adelante se trae a colación el sobrenombre que
utilizaron para el país guatemalteco durante la época de las bananeras, es
decir, hacia principios del siglo XX, cuando el auge de la siembra y
exportación del banano hizo que Centroamérica apareciera en el mundo, incluso
en la literatura, gracias al cultivo del banano; no obstante, esta frase sin
duda se acuñó de forma despectiva, de lo cual no queda exenta Guatemala,
llamada «Banana Republic». La designación da pie para
entender lo desarrollado más adelante en el paratexto, donde se evoca la
memoria del territorio con párrafos expositivos e históricos concernientes al
café y su cultivo.
Otro paratexto consiste en un cuadro de texto separado de
la narración, en el cual se menciona: «Barberena, un diminuto pueblo,
a medias de un camino polvorienta […] Punto de referencia de una geografía de
muchas maneras. –Accidentada– Volcánica sísmica, quizá incluso trágica. Marcada
por la huella de Guatemala porque era carne de su carne»[36]. Este
episodio contiene varias palabras clave que refuerzan la marginalidad en el
texto. Una de ellas es pensar en una frontera, la cual limita a una región
determinada. Se da un hecho histórico como el terremoto de 1913, la autora caracteriza a la
zona como: volcánica, sísmica y trágica; dicho espacio sufriente se compara con
un cuerpo
geográfico y social violentado por fenómenos naturales que lo marginan, además
de que condicionan a la ciudad a una problemática nacional y económica
desventajosa.
El paratexto cierra con una referencia a la
corporeidad: «Marcada por la huella de Guatemala porque era carne de su carne»[37]. El participio en función
adjetiva de «marcada» evoca a una cicatriz, una marca que dejó el pasado, al
mismo tiempo se presenta una huella, no cualquiera, es en «la carne de su
carne», con lo cual se remite una vez más al cuerpo, a un conjunto que se
representa con una metáfora: la violencia, el sufrimiento del país y sus
habitantes.
La tragedia, las marcas y el sufrimiento remiten al
cuerpo sufrido, violentado, por tanto marginal, de un pueblo, mientras que la
geografía limita su relación con otros mediante una frontera, es decir, de
manera corporal.
En otro apartado, se desarrollan, en forma de columnas
dentro de cuadros, los aportes históricos del café y su cultivo. Este paratexto
se establece en cuatro «movimientos», se escribe en un gran paréntesis. Así se
conforma una especie de código de validez de la ficción a partir de la memoria
histórica y cultural de Guatemala.
La primera parte está dividida en dos, paralelas
una de la otra, con un formato de letra diferente, una en itálica y la otra no.
Una columna expone la historia del café y la otra sobre el gobierno dictatorial
y déspota, explican sobre el poder, así se puede confirmar quiénes son
subordinados y quiénes subordinan; la situación se respalda por aspectos
corporales: asesinatos y desaparecidos. Por ejemplo: «[…] quedaban tirados en los
caminos por esparcimiento, los cuerpos de pequeños rateros y contrabandistas,
arrinconados por el hambre»[38].
El hecho de contar en paralelo la historia del
café, su cultivo, cómo se cosecha y exporta, evidencia lo que debe contarse: la
fachada del poder económico, la corrupción y marginación, los cuerpos violentados,
usurpados y muertos terminan de exhibir la otra cara de la moneda, la violencia
ejercida por los grupos más poderosos de la Guatemala del pasado.
Finalmente, la corporeidad marginal se refuerza
con las últimas líneas: «Mi madre, uno de esos seres sin nombre que la historia
iba, va dejando al margen.»[39]
El final es evidente, el cuerpo de la madre engendra y carga en su vientre un
ser, representa el cuerpo que cambia y se transforma para dar vida; sin
embargo, Zardetto presenta una mujer, «mi madre», sin nombre, es decir, sin una
identidad, una persona que no pertenece a un grupo, una historia que termina al
margen, fuera de lo trascendente.
Por último, los movimientos del uno al cuatro se
caracterizan por la apertura y cierre del paréntesis. En el Diccionario de la
Real Academia Española, algunas de las trece acepciones que aparecen de la
palabra «movimiento» son: «acción y efecto de mover y conjunto de
alteraciones o novedades ocurridas durante un periodo de tiempo, en algunos campos
de la actividad humana»[40], lo cual se expresa, a lo
largo de estos párrafos, con el ir y venir de los personajes.
El primer movimiento narra sobre la protagonista,
una niña quien sufre debido a la ausencia-presencia de su padre, el alcalde del
pueblo que lleva una vida de libertinaje y sin responsabilidades. En el
apartado, se expone el ir y venir de la protagonista en búsqueda del dinero que
le entrega su papá para solventar los gastos. En el fragmento hay referencias
constantes a la corporeidad, al inicio se mencionan, por ejemplo: «[…] las mujeres gordas y pintarrejeadas […]»[41],
quienes le hacían gestos de desprecio a la niña, se les caracteriza como «sucias» para referirse a ellas en cuanto
a la prostitución.
A su vez, se instauran vínculos corporales
mediante la violencia, la madre sufría constantes abusos por parte del alcalde
y la niña era rechazada por los empleados de la alcaldía. El frecuente rechazo
y abuso se mitiga debido a la condición física del padre, de quien se menciona:
«Yo odiaba a mi papá, tal vez porque era tan guapo»[42],
como se destaca en la cita, el personaje se basa en el físico para expresar un
sentimiento: el de odio hacia el padre.
La corporeidad respalda la figura del poder del
padre en su trabajo, capaz de llevar la transformación corporal de la niña que
narra cuando la mandaba a buscar y se sentía como un conejo; lo cual refleja la
marginalidad de la pequeña, en contraste con el poderío de su papá, la
convencen, a tal punto, de presentar el sentimiento de amor-odio hacia él,
confirmando, en el paratexto, las diversas corporeidades a nivel emocional y
físico.
En el segundo movimiento se narra más la relación de
la niña con sus padres y con demás familiares. Hay mención a tradiciones
guatemaltecas, brujerías, bodas y sobre el amorío de la madre de la
protagonista.
El desencanto amoroso se plasma en todo el apartado,
hay constantes reseñas del cuerpo y cómo es descrito, usado y purificado. En
primer lugar, se describe algunos personajes masculinos descritos por su
físico, por lo general, peyorativas y animalizadas: «[…] parecía un chucho
[…]», «Era
canillón, esqueletudo, con la cara verde, toda
chupada. Feo como él solo»[43],
se añade de los pasantes del juzgado un rasgo animal, «como ratas», o bien del padre se dice que es «una bestia».
La madre, al descubrir que su amante se casa con
otra, la busca y ambas sufren maltrato físico. De dicha relación frustrada, la
madre queda embarazada, lo que la condena al desprecio por parte del esposo. Su
condición depresiva se torna a tal punto que empieza con dolencias en el
corazón y «[…] sentía que se moría»[44],
la conduce a buscar ayuda con un brujo, quien recurre a remedios corporales
para descubrir que tiene sobre sí un hechizo, lanzado por la novia.
Hay muchas referencias sobre lo anterior, por
ejemplo: «Le pasó un huevo por el cuerpo» o «Allí bajo la luna se pasaba los
manojos de candelas de sebo de siete colores, repitiendo una letanía y después
las quemaba en una palangana, donde ardían haciendo una humazón. Agarraba unas
ramas de chilca y se somataba con ellas por todos lados […]»[45].
Una vez más el cuerpo sufre, se purifica, es
sacrificado para encontrar la paz y la aceptación, principalmente de la mujer,
quien por su error paga las consecuencias hasta el punto del maleficio y se
convierte en víctima del sistema patriarcal.
El tercer movimiento corresponde al viaje de la
protagonista y su progenitora a la ciudad, para encontrar una respuesta por
parte del presidente y solucionar la manutención obligatoria, pues el padre no
se responsabilizaría. En este caso, la única referencia a los cuerpos se da al
mencionar que «El Presidente tenía fama de castigar físicamente a los hombres
que no se encargaban de sus responsabilidades y protegía a las mujeres para que
salieran adelante.»[46]
En el cuarto movimiento, se da la llegada de los
personajes al pueblo y las vicisitudes del recorrido. La madre es nombrada por
el presidente como maestra rural y enviada a la aldea El Quebracho. En este
lugar, hay una mujer que habita en una choza y su aspecto es extraño, de mirada
desorbitada, llena de babas, flaca, con las manos negras, se le compara con un
animal. Una vez más, se establece la comparación de un humano con los animales,
brindando corporeidades grotescas.
Más adelante describe a la abuela, quien va con ellas
hacia el nuevo destino, en este caso, es descrita como un objeto «[…] rígida,
recta, callada, como un bulto más sentado a la par del dueño de los bueyes […]»[47]. Como se observa, la
caracterización pasa a ser la adjetivación de una cosa, alguien sin
sentimientos, en el silencio de las cavilaciones.
De este modo, los cuatro movimientos ofrecen al lector
una serie de corporeidades que oscilan entre la descripción física hasta la
animalización de los personajes, especialmente los hombres o las personas de
menor nivel social y educativo.
Conclusiones
A lo largo de este recorrido, de manera breve, se
analiza la obra Con pasión absoluta de Carol Zardetto,
un texto lleno de reconocimientos y que permite ojear, desde la mirada
femenina, la memoria de tres generaciones guatemaltecas.
Analizar, a partir de los paratextos, brinda una
visión historiográfica que abarca títulos, epígrafes, notas, epílogos, entre
otros, que, por sí mismos, dialogan con el lector, brindan una pauta para la
interpretación y, en el caso de la obra de Zardetto,
los presenta como un mecanismo para evidenciar cómo la memoria histórica habita
en los textos contemporáneos.
La hibridez en la obra Con pasión absoluta, que
de forma coherente va entrelazando recursos tales como el uso de cartas,
columnas, cuadros, prosa poética, entre otros, y el contenido textual de dichos
apartados; es un indicio de que en los textos centroamericanos actuales se
dialoga desde la marginalidad, pues en la novela se escuchan las voces de
personajes rechazados, aislados socialmente, quienes tratan de hacerse sentir.
Lo anterior se manifiesta desde el título, que muestra
sentimientos, una doble significación, una actitud de desencanto; la
dedicatoria, asimismo, establece claramente el público a quien está dirigida la
obra: las mujeres y en especial aquellas que son de familia, individuos que aún
mantienen en su corporeidad y estatus social. Por último, el capítulo analizado
está impregnado de sentimientos movidos por el cuerpo y la marginalidad.
Para finalizar, Zardetto
presenta una obra de importancia para los estudios guatemaltecos y
latinoamericanos, porque es representación de una sociedad golpeada, sufriente,
violentada a lo largo de los siglos y que expresa la relación entre el texto y
el contexto que la vio nacer.
Formato de citación según APA Zúñiga-Hernández, L. (2021). Cuerpo
marginal desde los paratextos literarios de la obra de Con pasión
absoluta de Carol Zardetto. Revista Espiga, 21 (41), páginas 159-177. Formato de citación según Chicago-Deusto Zúñiga-Hernández, Laura. «Cuerpo
marginal desde los paratextos literarios de la obra de Con pasión
absoluta de Carol Zardetto». Revista Espiga 21, n.º 41 (enero-junio, 2021): páginas 159-177.
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[*] Maestranda en Literatura
Latinoamericana en la Universidad de Costa Rica (UCR), de Costa Rica. Estudios
en la Enseñanza de la literatura y el castellano, en la UCR. Diplomado en
Educación Primaria, en la Universidad Americana, de Costa Rica. Docente de secundaria
y escritora. Correo: langelezluna@gmail.com
[2] Carol Zardetto, Con pasión absoluta (Guatemala: F y G Editores,
2005).
[3]
David Le Breton, Antropología del cuerpo y modernidad (Buenos Aires:
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[4] Michelle Foucault, Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión
(México: Siglo XXI editores, 1976).
[5] Magda Zavala, Globalización y literatura en
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literaturas centroamericanas-Intersecciones y trasgresiones: Propuesta para una
historiografía literaria en Centroamérica (Guatemala: F y G Editores,
2008).
[6] Zardetto, Con pasión absoluta…
[7] María del Pilar Maldonado,
«Sobre la memoria cultural e histórica en Guatemala. La obra de Carol Zardetto:
Con pasión absoluta» (tesis doctoral, Universität Wien, 2010), acceso:
27 de mayo de 2021, https://docplayer.es/14309755-Diplomarbeit-titel-der-diplomarbeit-sobre-la-memoria-cultural-e-historica-en-guatemala-la-obra-de-carol-zardetto-con-pasion-absoluta.html
[8]
Ibíd., 22.
[9]
Jacinta Escudos, AB sudario (San Salvador: Alfaguara, 2003).
[10]
Lety Elvir, Sublimes y perversos (Honduras: Litografía López, 2005).
[11]
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[12]
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editorial», Anuario de estudios filológicos 32, (2009): 5-21.
[13]
Ibíd., 11.
[14]
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etnoficcionales en Centroamérica», Ístmica, n.° 11 (2007): 131-154.
[15] Luz Amparo Fajardo, «La
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[16]
Ibíd., 105.
[17] Michelle Gama, «El cuerpo marginal: los símbolos del cuerpo en el
cuento “El cobrador” de Rubem Fonseca», Mitologías hoy, n.° 6 (2014):
48-55. acceso: 27 de mayo de 2021, https://revistes.uab.cat/mitologias/article/view/v6-gama
[18]
Arturo Arias, Gestos ceremoniales. Narrativa centroamericana 1960-1990
(Guatemala: Artemis y Edinter, 1998), 273.
[19] Ibíd., 317.
[20] Beatriz Cortez, Estética del cinismo. Pasión y desencanto en
la literatura centroamericana de posguerra (Guatemala: F y G Editores,
2010).
[21] Sesarego, Roberto, «El cuerpo marginal: aspectos de la fenomenología del cuerpo explorada desde
Gurwitsch», conferencia pronunciada en la I Jornadas de Estudiantes Departamento de
Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, 25 al 28 de noviembre de 2014.
[22]
Ibíd.
[23]
Le Breton, Antropología del…, 16.
[24]
Säid Sabia, «Paratexto. Títulos, dedicatorias y epígrafes en algunas novelas
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[25] José María Paz, «Texto y paratexto en el Quijote»,
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[26] George Lakoff y Mark
Jonhson, Metáforas de la vida cotidiana (Madrid: Cátedra Teorema,
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[27] Carolina Boubée, Olga Graciela
Delorenzi y Patricia Sastre Vázquez, «La comprensión: proceso lingüístico y
matemático», Revista Iberoamericana de Educación 46, n.º 8 (2008): 1-9.
[28] Guillermo Laín, «Teoría y
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[29] Fajardo, «La metáfora...
[30] Ibíd.
[31] Michelle Gama, «El cuerpo marginal: los símbolos del cuerpo en el
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[32] Ibíd.
[33] Diccionario
de la Real Academia Española, «compasión», última modificación 2014, https://dle.rae.es/pasión?m=form
[34] Zardeto, Con pasión…, 7.
[35] Luis Santos, «¿Qué es ser hombre?
Reflexiones sobre la masculinidad», en Relación
de saberes (Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia, 1998).
[36] Zardeto, Con pasión
absoluta…, 116.
[37] Ibíd.
[38] Ibíd., 118-119.
[39]
Ibíd., 121.
[40]
Diccionario de la Real Academia Española, «movimiento», última modificación
2014, https://dle.rae.es/movimiento
[41]
Zardeto, Con pasión absoluta…, 121.
[42]
Ibíd., 123.
[43]
Ibíd., 124.
[44] Ibíd., 126.
[45] Ibíd.
[46] Ibíd., 127
[47] Ibíd., 132.