Escuela de Ciencias Sociales y Humanidades, UNED, Costa Rica

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ISSN: 1409-4002 • e-ISSN: 2215-454X

 

 

 

Mitología y discidium en la obra de

Cayo Valerio Catulo

 

Minor Herrera-Valenciano [*]


http://orcid.org/0000-0003-0502-6763

Recibido: 10 de setiembre de 2020   Aceptado: 4 de febrero de 2021

Resumen

El presente artículo aborda el tópico de la separación (discidium) del poeta y su amada a partir del análisis crítico del tema amoroso y las causas por las que el poeta se separa de su amada. Se determina que tal separación se torna aún más recurrente en los poemas extensos (carmina longiora) de la obra literaria de Catulo, por medio del uso de referentes mitológicos, a partir de los que se logra ejemplificar y presentar las causas que llevan al poeta hacia un sufrimiento casi aniquilador, estado que, al mismo tiempo, lo singulariza según la perspectiva elegiaca.

 

Palabras clave: Poema, separación, odio, amor, sufrimiento.


Mythology and discidium in the work of

Cayo Valerio Catulo (Gaius Valerius Catullus)

Abstract

This article addresses the topic of the separation (discidium) of the poet and his beloved from the critical analysis of the topic of love and the causes for why the poet is separated from his beloved. It is determined that such a separation becomes even more recurrent in the extensive poems (carmina longiora) of Catullus' literary work, using mythological references, from which it is possible to exemplify and present the causes that lead the poet towards an almost annihilating suffering, a state that, at the same time, singularizes him according to the elegiac perspective.

Key words: Poem, separation, hatred, love, suffering.

 

 

Mythologie and discidium dans l’œuvre de Cayo Valerio Catulo

Résumé

Cet article traite le sujet de la séparation (discidium) du poète et su bien-aimée à partir de l’analyse critique sur l’amour et les causes par lesquelles il est séparé de sa bien-aimée. Il est constaté que cette séparation est plus récurrente dans les longs poèmes (carmina longiora) de l’œuvre littéraire de Catulle à travers de l’utilisation des référents mythologiques, ce qui permet au poète d’illustrer et présenter les causes qui le mènent à une souffrance presque annihilatrice. En même temps, cet état, le singularise selon la perspective élégiaque.

Mots-clés: Poème, séparation, haine, amour et souffrance

 

 

 


 

Introducción

Cayo Valerio Catulo vivió aproximadamente entre el 87 (o el 84) y el 57 (o el 54) a. C. La obra de este poeta veronés representa la más grande manifestación de la estética neotérica, que ha pervivido hasta la actualidad. Los seguidores de dicha estética fueron nombrados por Cicerón como poetae novi, esta denominación originalmente poseía una connotación negativa, ya que remitía al hecho de que dichos poetas transgredían la tradición épica, es decir, la escritura de poemas extensos que seguían los modelos de Homero y Enio, cuyo tema general era ensalzar las hazañas de los héroes de la Antigüedad.

De esta manera, Catulo propuso un estilo de poesía que se concentraba en el instante, en la circunstancia más cercana, para esto, él y los poetae novi miraron hacia atrás a la poesía alejandrina (siglo III a. C.) y tomaron a Calímaco y a Safo como ejemplos. Estos poetas griegos hicieron uso de textos más breves como epigramas (especialmente de Calímaco) y el uso de la voz en primera persona para expresar preocupaciones, sentimientos y experiencias individuales y mundanas (por ejemplo, Safo con sus poemas de amor). De esta forma, Catulo y los neoteroi tomaron muchas de estas características, las combinaron y las reinterpretaron a través de su propia perspectiva y recursos latinos[2].

En cuanto a su obra, a Catulo se le atribuyen más de cien poemas, los cuales tradicionalmente han sido agrupados en tres conjuntos: los primeros 60 son clasificados como poemas circunstanciales, también llamados polimétricos (por su diversidad métrica o carmina minora); el segundo conjunto, del 61 al al 68, también escritos en variedad métrica, pero de mayor extensión (algunos poseen más de 400 versos), son denominados carmina longiora (poemas extensos, también llamados carmina docta, es decir, poemas eruditos, en los que Catulo hace gala de su conocimiento de la mitología griega y de la cultura clásica, en general), finalmente, los restantes son considerados mayormente epigramas, escritos en dísticos elegiacos, cuyos temas son la pasión amorosa por Lesbia y Juvencio, las invectivas contra sus enemigos, entre otros temas comunes[3].

Ahora bien, son numerosas las alusiones míticas en la poesía de Catulo, tanto es así que se le reconoce su erudición debido a que en sus poemas más extensos, los carmina longiora, muestra y reelabora, con gran maestría y amplio conocimiento, los más famosos mitos, por ejemplo, la boda de Tetis y Peleo, la traición de Teseo a Ariadna o las recurrentes referencias a Júpiter, Juno, Cástor, Pólux, Diana u otros personajes como Protesilao, Berenice, entre muchos más.

Asimismo, mediante dichas alusiones mitológicas, es posible percibir un rasgo determinante en la corriente compositiva elegiaca de los carmina longiora catulianos, esto es la presencia del discidium o separación de los amantes; situación recurrente que atraviesa la mayoría de los versos del poeta veronés, en los que además, es evidente el disgusto por los actos de su «Lesbia amada» o porque su amor no es correspondido por aquella libertina mujer.

Unido a lo anterior, el lamento producido por el discidium es reflejado por la aniquilación metafórica exaltada por el poeta en algunos de sus poemas al darse cuenta de que jamás tendrá a su amada solo para él.

En cuanto al método empleado en este trabajo, es puramente filológico, esto por cuanto se parte del examen minucioso del texto escrito en su idioma original (latín) y de las traducciones más apegadas a este. Se busca obtener la mayor cantidad de información por medio de un análisis detallado de las obras. Se hace énfasis, por un lado, en los elementos míticos presentes en los poemas extensos (carmina longiora) y en los polimétricos que puedan relacionarse con el tópico de la separación entre los amantes, motivo principal de las penas del autor; mientras que por otro, se analiza cómo el autor recurre a esos mitos como analogías de sus propias vivencias.

Así las cosas, el presente artículo aborda el tópico de la separación (discidium) del poeta y su amada a partir del análisis crítico del tema amoroso y las causas por las cuales se separan. Se determina que tal separación se torna aún más recurrente en los poemas extensos (carmina longiora) de la obra literaria de Catulo, por medio del uso de referentes mitológicos, desde los cuales se logra ejemplificar y presentar las causas que llevan al poeta hacia un sufrimiento casi aniquilador, estado que, al mismo tiempo, lo singulariza según la perspectiva elegiaca.

 

La elegía y el discidium: conceptos fundamentales

Muchos han sido los intentos por definir el concepto de elegía; Henry Paul Harvey[4] comenta el origen de este género y afirma que, en principio, se caracterizaba por ser un canto de lamentación, el cual estaba escrito en hexámetros y pentámetros alternados (dísticos). La intención de esto era expresar los sentimientos, exhortaciones y reflexiones.

No obstante, Rafael Pestano[5] ofrece, con muchísima claridad, una síntesis sobre las características de dicho género y lo que aportó a la literatura latina en general. Este autor menciona que la elegía debe ser comprendida a partir de cinco posicionamientos fundamentales.

Desde el punto de vista formal, se considerará elegía a todas aquellas como toda composiciones poéticas que, siendo escrita en dísticos elegíacos, se encuentran vinculadas al canto amoroso como tema esencial. Sin embargo, se debe salvaguardar la labor de Catulo como predecesor, a pesar de la polimetría que caracteriza sus obras.

 

Dicha composición elegíaca debe estar orientada hacia el amor, pero desde una perspectiva de proyección subjetiva.

 

La elegía latina dede ser comprendida en su complejidad, la cual tiene su punto de partida en un proceso compositivo, debido a que este se encuetra sustentado en el constante uso de alusiones o referentes míticos, de ahí que evoque a un tipo de composición abierta que se apropia de —y articula— un discurso intertextual, como ocurre en los Carmina Longiora.

 

La elegía latina tiene por caraterística fundamental de estilo un orden de palabras específico, cuyo diseño depende, por un lado, de la relación con los requerimientos métricos del dístico, pero por otro, en la necesidad estilística de adecuarse a la poética alejandrina, que posee, como figura de rango literario, el uso constante del hipérbaton. En el caso de la obra del poeta veronés, esta influencia alejandrina configurará y determinará un orden sintáctico que en el verso elegíaco romano resultará sumamente significativo.

 

En fin, la elegía latina ha de ser comprendida como continuadora de la evolución poética y ética que incia en la obra de Catulo, elaborada durante el siglo I a.C., en el esplendor de la época augustea, en la medida en que los valores individuales —concretados en una elección de vida y de poesía— predominan sobre los oficiales. En otras palabras, la poética y la ética elegíacas sustituyen a la poética y la ética tradicionales del Estado romano como horizonte de expectativas.

 

El otro concepto necesario de definir es el de discidium o separación, pero en el ámbito amoroso. Antonio Manuel Luque[6] se refiere al discidium como una palabra clave dentro del género elegiaco, ya que confiere al poema un tono de lamento que puede ser percibido en el preciso instante en que se da la separación. Así, los conceptos de elegía y discidium están tan estrechamente relacionados, esto porque sin el dolor causado por la separación, no hay lamento que conforme la elegía.

Igualmente, Paul Veyne[7] afirma que el discidium se presenta a lo largo de la poesía de Catulo, como es lógico, en los momentos de ruptura amorosa con Lesbia, o bien, cuando se produce la separación de su hermano por causa de la muerte de este y en aquellos pasajes donde son mostradas las separaciones entre divinidades.

A partir de lo anterior, en el siguiente apartado serán abordadas las alusiones míticas presentes en los carmina longiora de Catulo, con el fin de determinar cómo el poeta las utiliza para representar una serie de separaciones que, al mismo tiempo, hacen referencia a su propio discidium de los seres que ama (Lesbia y su hermano).

 

El discidium en alusiones míticas presentes en los carmina longiora de Catulo

 

Las alusiones míticas en la poesía de Catulo son constantes en los carmina longiora; el poeta presenta y reelabora reconocidos mitos con gran maestría y amplio conocimiento, siempre vinculados de alguna manera con sus propias vivencias. Al respecto, Emilio Pascual Barciela[8] menciona que el manejo de la materia mítica por un poeta como Catulo requiere de un cuidadoso proceso de construcción artístico-textual. Este se inicia con la planificación pragmático-contextual (νόησις/intellectio). Le sigue la búsqueda referencial (εὕρεσις/inventio) en la que se selecciona un determinado episodio mitológico de entre todo el acervo cultural, que actúa como una cantera inagotable de motivos míticos (topoi o loci). Después se lleva a cabo la distribución del contenido (τάξις/dispositio) en la espacialidad textual del poema y, por último, se concluye con la plasmación estilística (λέξις/elocutio).

De esta manera, es posible observar poemas referentes a la boda de Tetis y Peleo, las vicisitudes que acaecen a Teseo y Ariadna o las recurrentes referencias a Júpiter, Juno, Cástor, Pólux, Diana u otros personajes como Protesilao, Berenice, entre otros.

Ahora bien, la mayoría de estos personajes comparte una característica común, ninguno termina con buen suceso su vida amorosa, ya que, sin excepción, sufren por causa del amor; sea por una infidelidad o una traición de cualquier tipo, porque los dioses no desean su unión o por haber pisado el umbral la noche de bodas, lo cierto es que todos convergen en el círculo de las desdichas amorosas, en el sufrimiento y, por supuesto, en la separación (discidium) de los amantes.

Tales características son reflejo de la propia vida de Catulo, quien se convierte en un amante sufridor por causa del amor no totalmente correspondido por Lesbia (ya que es posible que Catulo tuviera acercamiento íntimo con Lesbia, por lo cual habría sido correspondido en parte; sin embargo, no lo es totalmente debido a que Lesbia disfrutó de una vida sin ataduras amorosas y nunca estuvo exclusivamente con Catulo, a quien veía más como su servus), ese hecho hace que sobrevenga el discidium, la separación del poeta, que lo lleva incluso a recorrer lugares lejanos con tal de olvidar la herida ocasionada con el fuego  del amor (furor amoris) que es despreciado. De este modo, la separación o discidium, según Anne Videau[9] palabra clave del género elegiaco, será el elemento que se aproximará a la mayoría de los personajes míticos y, por supuesto, al propio poeta[10].

 

La Caballera de Berenice

 

Ejemplos de términos relacionados con la «pérdida» son orbum, deserta y discidium, los que se muestran en el poema de LXVIII alusivo a la cabellera de Berenice, versos 21 al 22:

 

Et tu non orbum luxti deserta cubile,

Sed fratris cari flebile discidium? [11]

 

Y tú, abandonada ¿No lloraste el huérfano lecho, sino la separación flébil del caro hermano? [12]

 

En los anteriores, el léxico de la pérdida también sugiere uno de la queja (flebile, luxti). La separación es capaz de provocar reacciones físicas, como se muestra en los versos 23-25, también puede sugerir una manifestación del mal de amores, tema que atraviesa toda la elegía romana:

 

Quam penitus maestas exedit cura medullas!

Vt tibi tunc toto pectore sollicitae

Sensibus ereptis mens excidit! (...)

 

¡Cuánto el afán hondamente tus sombrías médulas devora! ¡Cómo, del pecho todo, a ti agitada entonces, se te arrancó, los sentidos quitados, la mente!

 

Muy significativos resultan los versos del poema LXVI, en donde puede ser apreciado el tono de lamento, en palabras de la cabellera que, a pesar de haber sido transformada en constelación por los dioses, no esconde su atormentamiento (discrucior) como resultado del desprendimiento de la cabeza de su dueña:

 

Sed quamquam me nocte premunt uestigia diuum,

Lux autem canae Tethyi restituit,

(Pace tua fari hic liceat, Rhamnusia uirgo;

Namque ego non ullo uera timore tegam,

Nec si me infestis discerpent sidera dictis,

Condita quin uere pectoris euoluam);

Non his tam laetor rebus, quam me afore semper,

Afore me a dominae uertice discrucior[13].

 

Pero aunque en la noche me oprimen de los dioses huellas la luz a la cama de Tetis me restituye. (Sea lícito hablar aquí con tu venia, virgen Ramnusia; pues con ningún temor yo ocultaré lo cierto, ni aunque del veraz pecho lo oculto saque); no tanto estas cosas me alegran, cuanto siempre distar yo de la frente de mi señora, duéleme.

 

En el pasaje anterior es posible determinar que el dolor provocado por la separación es proporcional al amor que une a los seres vivos. En el caso de la cabellera, ese sentimiento es trascendental. Ella sobrepasa la muerte, una vez que es posible notar cómo, a pesar de que ha sido cortada de la cabeza de su dueña, el amor que siente por ella permanece incólume, incluso después de su transformación en constelación la sigue amando.

En ese sentido, es posible establecer cierta relación del amor con la fides, es decir, la fidelidad del pacto amoroso, en tanto ella sigue siendo fiel a su señora a pesar de que fue separada de ella. Ahora bien ¿Cómo se relacionan estos pasajes del poema de la cabellera de Berenice, con la vida de Catulo, descrita en líneas generales en su obra?

El discidium vivido por Catulo, encuentra paralelo en la historia de la cabellera de Berenice, en tanto su separación muestra una reacción similar a la del poeta veronés, es decir, ambos se separan de su ser amado y sufren por esto.

John Godwin apunta lo siguiente:

La mecha lamenta la pérdida de su dueña, así como Catulo lamenta la muerte de su hermano (y la separación de Lesbia, quien no lo ama). Más aún, la mecha experimenta el lamento temporario de Berenice por la falta de su domina, contratado con un permanente dolor experimentado por Catulo, cuyo hermano se fue para siempre[14].

Tal dolor es evidente principalmente en el poema LXV, donde su lamento se hace patente de la siguiente forma:

(…) audiero numquam tua facta loquemtem,

Numquam ego te, uita frater amabilior,

Aspicam posthac; at certe Semper amabo[15].

 

(…) nunca habré de oírte diciendo tus hechos;

nunca yo, hermano más que la vida amable, te veré en adelante, pero siempre en verdad he de amarte  

 

En el pasaje anterior, el lamento de Catulo refleja un profundo dolor, ya que se da cuenta de que jamás volverá a ver a su amado hermano y que solo quedará el recuerdo para hacerlo sufrir. Son muchos los poemas en los que se presentan lamentaciones de Catulo en relación con la pérdida de su hermano (66, 68, 101); por otra parte, es debido a la separación provocada por la muerte, que pueden ser observadas algunas manifestaciones de amor fraternal, el cual, según Eduardo Coelho[16], es buscado por Catulo por causa de la frustración obtenida por la imposibilidad de concretar el amor ideal que buscaba en Lesbia.

 

Mito de Diana y Endimión

 

La referencia al dulcis amor se relaciona estrechamente con el mito de Diana y Endimión, en el que también se representa la temática de la separación (discidium). En el pasaje inicial del poema, son presentados los elementos de un grandioso universo y la luna aparece en el quinto verso (dístico 15-16) a través de la metáfora mitológica de Trivia (Triuiam), epíteto cultual en las encrucijadas de Diana, que atañe directamente con el carácter de la diosa lunar, integra lo cíclico, lo funerario y lo ctónico; además, dicho simbolismo se encuentra en estrecha ligazón con la muerte y el tiempo.

 

Según Harvey[17] el mito de Diana consiste en que ella amó a un pastor en el Monte Latmo, llamado Endimión, el más bello de los hombres, quien sería condenado por Júpitera un sueño eterno por amar a Juno. Diana, o sea la propia Luna, lo visitaba todas las noches. Simbólicamente, el mito cuenta cómo Diana (la luna), en su constante movimiento cíclico, velaba por su amado Endimión durante un periodo breve (la noche), para luego separarse de él y no verlo más hasta la noche siguiente, pero Endimión está envuelto en un sueño al punto que parece muerto, de manera que hay una doble separación: por un lado, la de Diana que ve a su amado, pero no puede estar con ella y la de Endimión, quien yace como muerto y no podrá disfrutar de la convivencia con la diosa.

Catulo, al elegir este mito, habría sido motivado por la muerte de su hermano, ya que el contexto mítico es Cária, Asia Menor, misma región en la que murió su hermano (en Troya). Los siguientes versos contienen precisamente la pena del poeta por causa de la muerte de su amado hermano:

 

Troja (nefas) commune sepulcrum Asiae Europae

Troja uirum et uirtutum omnium acerba cinisque,

Quaene etiam nostro letum miserabile fratri

Attulit. Ei misero frater adempte mihi!

Ei misero fratri iocundum lumen ademptum![18]

 

Troya empezaba, contra sí, a levantar varones; Troya, oh baldón, común sepulcro de Asia y de Europa; Troya, de hombres y toda virtud ceniza acerba, que, acaso también a nuestro miserable hermano la muerte llevó ¡Ay, hermano a mi quitado, mísero!

 

Diana estará eternamente separada de su amado, que duerme un sueño perpetuo, lo mismo que Catulo estará separado de su amado hermano para siempre, pues la muerte le ha sobrevenido. El caso del poema anterior, el mito encuentra eco, pues al igual que el amor entre la diosa y Endimión no será jamás consumado pues no podrán estar juntos; Catulo y su hermano tampoco podrán volver a estar juntos, pues la muerte ha pactado el discidium entre ellos. En ese sentido, Endimión y el hermano de Catulo duermen el mismo sueño eterno y tanto Diana como Catulo sufren por no poder estar con las personas que aman.

Además, la muerte y el sueño eterno se constituyen en los obstáculos que ni la divina Diana y el poeta veronés pueden superar y, por lo tanto, son causantes de su dolor y símbolo de la separación definitiva de sus amados.

 

Mito de Ariadna y Teseo

 

Otra de las referencias míticas en las que es posible notar la separación entre Catulo y algún ser amado, es la que se presenta en el poema LXIV, donde es notorio que el discidium está basado en el mito griego de Ariadna y Teseo, en el que ella se muestra como la doncella que fue capaz de abandonar ‘todo’ (su nación, su familia, su honor) por la posibilidad de pasar el resto de su vida junto al hombre que amaba. Sin embargo, no lo logra y sufre un abandono terrible en la isla de Naxos, por parte de quien creyó que estaba enamorado de ella. Esto, como es lógico, vendría a causarle un terrible dolor. Así como se presenta en el poema:

 

Sicine me patriis auectam, perfide, ab aris,

Perfide, deserto liquisti in litore, Theseu?

Sicine discedens neglecto numine diuum

Inmemor a! deuota domum penuria portas?[19]

 

¿Así a mí apartado, pérfido, de los patrios altares, me dejaste en la costa desierta, Teseo? ¿Así, partiéndote, descuidado de los dioses el numen?

¡Ah, olvidado! Portas a

tu casa los perjurios malditos.

 

La cita anterior refleja la propia realidad de Catulo, en la cual, una vez que se establece la comparación entre el mito de Ariadna y Teseo y su historia amorosa con Lesbia, permite afirmar con seguridad que el poeta veronés representa (pero de manera opuesta) a Ariadna engañada por el amor, el cual jamás fue sincero ni correspondido; pero, cuando de obtener algo a favor propio se trataba, por otra parte, Lesbia sería ese Teseo engañador, capaz de prometer pactos de amor (foedus amoris) con tal de conseguir aquello que únicamente lo beneficiará a él. Esa no correspondencia, o, mejor dicho, ese acercamiento por interés, es lo que concluirá, tristemente, en la separación de los amantes.

Las promesas de un amor feliz, de pactos de amor y las comparaciones de Ariadna y Catulo con seres divinos, por parte de sus amantes, Teseo y Lesbia respectivamente, se vendrán abajo una vez que se revele el amor no correspondido.

Catulo presenta ese tipo de engaño en el siguiente fragmento:

 

Ille mi par esse deo uidetur,

Ille, si fas est, superare diuos,

Qui sedens aduersus identidem te

Spectat et audit

Dulce ridentem, misero quod omnis

Eripit sensus mihi; nam simul te,

Lesbia, aspexi, nihil est super mi.[20]

 

Que es igual a un dios aquél me parece,

que vence a los dioses él, si es posible,

quien frecuentemente ante ti sentándose

te mira y te oye

dulce riente, lo que todos, mísero,

los sentidos me roba, pues al punto

que te vi, Lesbia, nada me ha quedado.

 

Como es notorio, Catulo se asemeja a Ariadna en tanto ambos fueron alabados por sus supuestos amantes; sin embargo, en el momento en el que debería consumarse la relación amorosa, este resulta ser un amor falso, no correspondido verdaderamente, sino uno por conveniencia, seguido de un cruel abandono o una ultrajante indiferencia.

Mito de Laudamia y Protesilao

 

Otra alusión mítica, relacionada con el discidium de los amantes y su reflejo en la propia vida amorosa del poeta Catulo, es la de Laudamia y Protesilao, mito en el cual se dilucida la separación de los involucrados amorosamente, debido a la falta de pietas, de obediencia y entrega a la divinidad, por no haber realizado los rituales de matrimonio con el rigor correspondiente para la alabanza a los dioses ni haber gozado en connubio esa noche:

 

Quam ieiuna pium desideret ara cruorem,

so Docta est amisso Laudamia uiro,

Coniugis ante coacta nouei dimittere collum,

Quam ueniens una atque altera rursus hiems

Noctibus in longis auidum saturasset amorem,

Posset ut abrupto uiuere coniugio[21].

 

Cuanto el ara ayuna ambicione una sangre piadosa,

lo aprendió Laudamia por el perdido esposo,

obligada a abandonar el cuello del cónyuge nuevo

antes que un invierno viniendo, y otro luego,

en noches largas su ávido amor hubiera saciado,

para que, el connubio roto, vivir pudiera.

 

La cita anterior y el mito en general se relaciona con la propia vivencia de Catulo en tanto él, al igual que Laudamia desea encontrarse perpetuamente junto al ser más amado; no obstante, la unión de los amantes está condicionada por el transcurso del tiempo que se muestra, desde una perspectiva metafórica, como principal enemigo, como un obstáculo constantemente presente y amenazante, que trae consigo la muerte física o el desamor, lo cual, para efectos de un enamorado, equivale a la muerte del alma. De esta manera, por un lado, para Laudamia el discidium será total, producto de la muerte de su amado Protesilao; por otro lado, para Catulo el discidium será provocado por el paso del tiempo y el desamor que culmina en el desprecio de Lesbia hacia él.

 

Mito de Atis y Cibeles

 

El mito de Atis y Cibeles retomado por Catulo en su poema VIII, manifiesta la separación producida por el odio. Odio que desembocará en la castración de Atis, lo cual acarreará la inhabilitación del amante y, por consecuencia, la desolación de la amada ante la separación.

 

Aparte de dolorosa, la separación de Lesbia constituye un castigo para ella, tal como se muestra en el siguiente poema:

 

Vale, puella. Iam Catullus obdurat,

Nec te requiret nec rogabit inuitam;

At tu dolebis, cum rogaberis nulla.

Scelesta, uae te! quae tibí manet uita!

Quis nunc te adibit? cui uideberis bella?

Quem nunc amabis? cuius esse diceris?

Quem basiabis? cui labella mordebis?

At tu, Catulle, destinatus obdura[22].

 

Adiós, niña. Ya Catulo se aguanta,

ni ha de pedirte ni rogar si te opones.

Mas sufrirás tú, cuando no seas rogada.

¡Ay de ti, infame! ¿Qué vida a ti te queda?

Hoy ¿Quién irá a ti? ¿Quién te verá bonita?

¿A quién, hoy, amarás? ¿De quién se dirá que eres?

¿A quién besarás? ¿A quién morderás la boquita?

Pero, Catulo, tú decidido aguántate.

 

La castración que Atis es llevada a cabo y Catulo utiliza tal mito para ocultarse tras ella, pues, según Manuel Alvarado Murillo[23], el uso del mito de Atis y Cibeles funciona como referente en el que Catulo reconoce que su amor por Lesbia siempre lo ha conducido hacia su propia autodestrucción, desde el punto de vista anímico, porque desde el principio ha implicado un enorme desgaste y pesar, lo cual se desprende de la obra en general.

En el primer caso, Catulo sufre por la desunión, pero resiste; soporta; en cambio Lesbia, a partir de ese momento, sufrirá, porque ya no será una mujer deseada, sino despreciada por su ingratitud. En el segundo caso, Lesbia debería enorgullecerse, dado que ninguna mujer ha sido amada como ella lo había sido por Catulo; ahora si este la deja, nadie será capaz de amarla nuevamente con tanta intensidad.

De este modo, la castración de Atis, es una máscara tras la que se oculta de Catulo, pero viene a ser el reconocimiento, por parte del poeta veronés, de que el sentimiento amoroso hacia Lesbia siempre le ha sido nefasto.

Así las cosas, son muchas las alusiones míticas que Catulo presenta en sus versos, cada una con un sentido distinto, pero siempre ligadas a tópicos elegiacos, el lamento, el amor no correspondido, el odio, el dolor y, por supuesto, la separación o discidium. En fin, el uso del mito en la literatura latina, como lo afirma Emilio Pascual Barciela[24], desde la  codificación (ποιήσις),  las habilidades  creativas de un poeta como Catulo en el uso de aquellos rasgos expresivos considerados convencionalmente como literarios, al mismo tiempo que, desde el vector de la percepción (αἴσθησις), mide los resultados estéticos impredecibles de la obra de arte verbal, además funcionaría  como  un valioso  diamante  que,  fundido  en el  centro  de  la  espesura  textual  del poema, amplía las connotaciones semióticas de su tejido hacia otros fructíferos  universos  literarios que  se vinculaban  no  solo  con  la  formación  cultural del poeta veronés,  sino  con  su propia  situación  anímica. 

Discidium de Lesbia y Catulo: la tortura del poeta enamorado

El discidium o separación se convierte, para cualquier poeta enamorado (elegiaco), en un ‘aniquilador del amor’ y de su propia existencia, porque una vida sin el amor de la amada, no tiene sentido de ser vivida. Catulo manifiesta esa angustiosa existencia, causada por la indiferencia de su amada, en algunos de sus poemas; no obstante, la angustia es solo una de las múltiples manifestaciones de dolor, ya que, según Leonor Molero[25] «en varios lugares de la obra de Catulo se aplican otras imágenes poéticas del sufrimiento físico a la experiencia dolorosa del amor, como el abrasamiento, la tortura y la herida».

Ese dolor experimentado por Catulo es una llaga que no sana, una herida mortal por la que sangra poco a poco, que podría llevarlo a perder la razón y a odiar a la que antes consideró su todo, tal como él mismo lo muestra en los siguientes versos:

 

Huc est mens deducta tua, mea Lesbia, culpa,

Atque ita se officio perdidit ipsa suo,

Vt iam nec bene uelle queat tibi, si optuma fias,

Nec desistere amare, omnia si facias[26].

 

Llevada hasta aquí fue la mente por culpa tuya, mi Lesbia,

y tanto por su afecto se aniquiló ella misma,

que ya no podría estimarte, aunque te hicieras la óptima,

ni desistir de amar, aunque lo hicieras todo.

 

El poema anterior refleja que la separación está cerca y que es definitiva, dicho discidium se reparte en una gran cantidad de palabras asociadas al dolor, lo cual también es notorio en el Carmen LXXVI, donde se encuentran, por ejemplo: ingrato (v. 6), excrucies (v. 10), deponere (v.v. 13 y 25), salus (v. 15), pestem perniciemque (v. 20), subrepens... ut torpor (v. 21), ualere (v. 25) y taetrum morbum (v. 25) [27]. Cada una de estas palabras refleja el sufrimiento del poeta veronés ante la inapetencia de Lesbia por su amor.

Unido a lo anterior, es necesario tener en cuenta que dicho sufrimiento, y la decisión de separarse definitivamente de quien ama, lleva al poeta hacia el atormentamiento personal, como lo demuestra el famoso poema LXXXV:

 

Odi et amo. Quare id faciam, fortasse requiris.

Nescio, sed fien sentio et excrucior[28].

 

Odio y amo. Por qué lo haga, preguntas acaso.

No sé. Pero siento que es hecho, y me torturo.

 

En este momento la separación de Catulo y Lesbia llega a un estado algo confuso, ya que el poeta no está convencido de querer dejarla, porque aun la ama, pero sabe que si no lo hace seguirá sufriendo.

El poeta veronés es víctima del desamor y la separación amorosa será como una «tortura» que acaba con él poco a poco. Al respecto, Molero[29] menciona que la idea de que la no correspondencia amorosa equivale a una tortura se encuentra íntimamente ligada a la enfermedad producida por el desamor sufrido por el propio Catulo.  Asimismo, Molero[30] amplia su concepción al mencionar que:

La noción de enfermedad también coincide en otros contextos con el tipo de agresión traumática que denominamos tortura. En el mismo poema 76.10, la forma excrucies se corresponde, de nuevo metafóricamente, con el efecto devastador del amor no correspondido, por dos veces, expresado mediante el adjetivo ingratus, aplicado a amor y a mens (76.5 y 9). Dicho efecto no es otro que la tortura del amante, como expresión de un gran sufrimiento intencionadamente infligido por crueldad.

La tortura implica el daño de la víctima con instrumentos de suplicio que destrozan su cuerpo, a la vez que le quebrantan el ánimo, unos instrumentos que en el ámbito romano se representan sobre todo en los tipos diversos de cruz, hasta el punto de que para el significado torturar (de cualquier manera) se acuñan verbos denominativos precisamente sobre el sustantivo crux: el simple cruciare y los compuestos excruciare, discruciare.

Como se aprecia en la cita anterior, la ruptura amorosa se convierte en una tortura para el poeta enamorado, ya que toda su vida gira alrededor del amor que le tiene a su domina, es decir, un amor que lo convierte en esclavo, en servus amoris; sin embargo, un amor que lo daña, lo maltrata y lo humilla, como lo refleja el siguiente carmen:

 

Lesbia mi dicit semper male nec tacet umquam

De me; Lesbia me dispeream nisi amat.

Quo signo? quia sunt totidem mea; deprecor illam

Assidue, uerum dispeream nisi amo[31].

 

Lesbia de mí habla siempre mal y no calla nunca

de mí. Muera yo si Lesbia no me ama.

¿Qué señal? Que son también cosas mías: a ella la execro

de continuo; mas yo muera, si no la amo.

 

Los versos anteriores permiten entrever el hecho de que el poeta, al no ser amado por Lesbia, sufre una enorme pena. Se siente perdido sin su amor; sin embargo, sabe que no debe abandonarse, debe seguir adelante y aceptar que no es amado ni lo será jamás por dicha mujer, aunque de vez en cuando la llame «la dueña de sus sueños».

Catulo sabe que ya no vale la pena luchar (milites amoris) por algo que está perdido, visto de otra forma, no vale la pena tratar de revivir lo que está definitivamente muerto, tal como lo presenta en el poema VIII:

 

Miser Catulle, desinas ineptire,

Et quod uides perisse perditum ducas[32].

 

Pobre Catulo, deja de hacer simplezas,

y lo que ves que ha muerto ten por perdido.

 

Es necesario aguantar la tortura de la separación, aunque el poeta sienta que el amor lo abrasa (furor amoris) por dentro. Catulo reclama a Lesbia el porqué no le correspondió y le recuerda que nadie la amará como él; además, le manifiesta que se arrepentirá de no haberlo amado como él a ella, pero lo soportará, porque la ruptura amorosa es definitiva:

 

At tu dolebis, cum rogaberis nulla.

Scelesta, uae te! quae tibí manet uita!

Quis nunc te adibit? cui uideberis bella?

Quem nunc amabis? cuius esse diceris?

Quem basiabis? cui labella mordebis?

At tu, Catulle, destinatus obdura[33].

 

Mas sufrirás tú, cuando no seas rogada.

¡Ay de ti, infame! ¿Qué vida a ti te queda?

Hoy ¿Quién irá a ti? ¿Quién te verá bonita?

¿A quién, hoy, amarás? ¿De quién se dirá que eres?

¿A quién besarás? ¿A quién morderás la boquita?

Pero, Catulo, tú decidido aguántate.

 

Según Blázquez[34], el discidium de Catulo y Lesbia se da porque el poeta conservaba un aprecio por el aspecto físico de ella, quien posiblemente tenía más edad que el poeta veronés y más experiencia. Además, era una mujer limpia, que disfrutaba libremente su vida (in extremis), pero al fin y al cabo una dama. Asimismo, menciona que:

el poeta contrapone el pasado de amor físico de Lesbia al presente de conocimiento intelectual. Catulo, cuanto más se consumía en el amor físico, Lesbia era más despreciable e insignificante para el poeta. Cuanta más atracción sexual siente, más la desprecia y la encuentra más insignificante[35].

No obstante, Catulo, ante las innumerables decepciones amorosas, va perdiendo su fogoso amor por Lesbia, pues, a pesar de que estuvo obnubilado por dicha mujer; poco a poco se percata de que ha sido constantemente traicionado, no solo con otros hombres, sino a nivel intelectual. Así, para el poeta veronés, Lesbia, a quien comparó con las diosas, empieza a convertirse en un ser, no solo mortal, sino desprovisto de la capacidad amor con sinceridad:

 

Dicebas quondam solum te nosse Catullum,

Lesbia, nec prae me uelle tenere Iouem.

Dilexi tum te non tantum ut uulgus amicam,

Sed pater ut gnatos diligit et generos.

Nunc te cognoui; quare etsi imperisius uror,

Multo mi tamen es uilior et leuior.

Qui potis est? inquis. Quod amantem injuria tahs

Cogit amare magis, sed bene uelle minus[36].

 

Decías hace tiempo que tú sólo conocías a Catulo,

Lesbia, y no querías, antes que a mi, tener a Jove.

Te quise entonces no tanto en el modo que el vulgo a la amiga,

mas como a sus hijos y yernos quiere el padre.

Hoy te conocí. Por eso, aunque ardo más fuertemente,

me eres, con todo, mucho más vil y leve.

¿Cómo es posible? Preguntas. Porque injuria tal al amante

obliga a más amar, pero a estimar en menos.

 

A partir de estos versos, queda muy claro que la traición, la indiferencia y el desamor mostrados por Lesbia obligan a Catulo a considerarla despreciable; así las cosas, a pesar de que Catulo sabe que Lesbia no es mujer de un solo hombre (sino de muchos), la infidelidad se considera la causa más relevante sobre la que se da el discidium catuliano.

La vida licenciosa de Lesbia hace que para Catulo se torne imposible seguirla amando, aunque se vuelva la persona más buena que exista y aunque esta satisfaga todas las necesidades del poeta, tal hecho queda claramente establecido en el siguiente poema:

 

Huc est mens deducta tua, mea Lesbia, culpa,

Atque ita se officio perdidit ipsa suo,

Vt iam nec bene uelle queat tibi, si optuma fias,

Nec desistere amare, omnia si facias[37].

 

Llevada hasta aquí fue la mente por culpa tuya, mi Lesbia,

y tanto por su afecto se aniquiló ella misma,

que ya no podría estimarte, aunque te hicieras la óptima,

ni desistir de amar, aunque lo hicieras todo.

 

En ese sentido, el discidium parece estar motivado, en parte, porque Catulo cuestiona algunas prácticas llevadas a cabo por Lesbia; por ejemplo, la relación incestuosa que tiene con su hermano Lesbio. Al respecto Blázquez[38] afirma que:

El poema 75 es muy importante. Insulta a Lesbia por sus amores con su hermano, por sus relaciones incestuosas, de las que habla también Cicerón en el Pro Caelio, que era un rumor que corría de boca en boca por toda Roma. Insulta al hermano, que no encuentra quien le bese en la calle. El poeta acusa a Clodio de afeminado, como comenta J.C. Fernández Corte, pues se había introducido, disfrazado de mujer, para encontrarse con la esposa de César en las fiestas de la Bona Dea, donde sólo participaban mujeres. Le acusa también Catulo de practicar la fellatio de hombre a hombre, o el cunnilingus, costumbres que eran detestadas por los romanos, aunque frecuentes, a juzgar por la asiduidad con que se representan en el arte.

La cita hace referencia directa a las mores aplicadas por parte de Catulo, quien no acepta el incesto de Lesbia con su hermano, lo cual le parece aberrante, hecho que constituye un motivo más para darse cuenta de que no es aquella la mujer ideal que había imaginado siempre y por quien suspiraba a diario, aquella puella diuina et pulchra que lo cautivó la primera vez que la vio.

En consonancia con lo anterior, el poema LXXVII muestra cómo Catulo aborrece el hecho de que Lesbia tenga otros amantes y cómo dichos amantes son amigos que lo han traicionado, tal es el caso de Rufo quien, por lo que muestra el poema, ha estado en más de una ocasión con Lesbia, hecho que no solo la volvió menos deseada para el poeta veronés, sino que hizo que su amistad (amistad entre Catulo y Rufo) terminará de una vez, tal como se menciona:

 

Rufe, mihi frustra ac ncquiquam credite amice

(Frustra? immo magno cum pretio atque malo),

Sicine subrepsti mei, atque intestina perurefls

Ei misero eripuisti omnia nostra bona?

Eripuisti, eheu nostrae crudele uenenum

Vitae, eheu nostrae pestis amjcitiae.[39]

 

Rufo, de balde y vanamente por mí amigo creído

(¿De balde? Más bien por un precio magno y malo).

¿Pues no, así, me robaste, y las entrañas quemándome,

ah mísero, arrebataste todos los bienes nuestros?

Arrebataste, ay, ay, cruel veneno de nuestra

vida, ay, ay; de nuestra amistad, la plaga.

 

Las traiciones sufridas marcan la vida y la obra del poeta veronés; el poema anterior refleja dos traiciones; por un lado, la de su amigo, por otra parte, la de Lesbia, ambas terminarán en inminentes rupturas (principalmente la de Catulo y Lesbia), las cuales, a pesar de que el poeta se hace el fuerte, le causarán un enorme pesar.

Finalmente, el discidium se presenta de nuevo, en esta ocasión en el poema XI del que tradicionalmente se destacado el hecho de parecer el último escrito por Catulo a Lesbia. El poeta anuncia oficialmente su separación definitiva, no puede seguir perdiéndose por una mujer que no lo ama y que igual ama a mil como lo ama a él:

 

Furi et Aureli, comités Catulli,

Siue in extremos penetrabit Indos,

Litus ut longe resonante Eoa

Tunditur unda,

Siue in Hyrcanos Arabasue molles,

Seu Sagas sagittiferosue Parthos,

Siue quae septemgeminus colorat

Aequora Nilus,

Sive trans altas gradietur Alpes,

Caesaris uisens monimenta magni,

Gallicum Rhenum, horribilesque ultimosque

Britannos,

Omnia haec, quaecumque feret uoluntas

Caelitum, temptare simul parati,

Pauca nuntiate meae puellae

Non bona dicta.

Cum suis uiuat ualeatque moechis,

Quos simul complexa tenet trecentos,

Nullum amans uere, sed identidem omnium

Illia rumpens;

Nec meum respectet, ut ante, amorem,

Qui illius culpa cecidit uelut prati

Vltimi flos, praetereunte postquam

Tactus aratro est[40].

 

Furio y Aurelio, oh socios de

Catulo ora penetre en los extremos Indos,

costa que de auroral, longuisonante

onda es golpeada;

ora entre hircanos o entre muelles árabes,

o ya entre sagos, o saeteros partos;

ora en las aguas que de siete bocas

colora el Nilo;

ora camine tras los altos Alpes,

del magno César monumentos viendo:

gálico el Reno, y espantosos, últimos,

los britanos.

Todo esto —cuanto lleve la celeste

voluntad— prestos a intentar a un tiempo,

anunciad a mi niña estas no buenas

pocas palabras:

Que viva y valga con sus fornicarios,

que a un tiempo abrazados tiene a trescientos,

no amando a nadie, mas rompiendo a todos

siempre los flancos;

y no, como antes, a mi amor se vuelva;

que cayó por su culpa, cual del último

prado la flor, después que al ir pasando

la hirió el arado.

 

En fin, el discidium de Catulo y Lesbia, se puede analizar como la maduración del poeta ante una Lesbia venida a menos por su libertinaje (en exceso) que llevaba a cabo entre los pasillos y callejuelas de Roma.

 

Consideraciones finales

El discidium, es fundamental en la obra del poeta veronés Catulo, no solo porque se trata de una palabra clave incorporada dentro del léxico que compone la elegía romana, sino porque en sí misma constituye un tema esencial de esta, ya que por medio de los pesares descritos en cada uno de los versos que lo tratan, confiere un tono de lamento, el cual, en la obra poética de Catulo, puede ser percibido en el hecho de que el poeta veronés no sea amado por Lesbia, o bien, porque sufre la amarga pérdida de un pariente y la manera en la que expresa su despecho en los poemas.

El dolor provocado por la separación, en el contexto de la obra, se manifiesta de varias maneras, de ahí que las alusiones a las desgarradoras historias míticas mostradas en la obra manifiesten ese mismo dolor producido por la separación (discidium). En la mayoría de los poemas de tema mítico, que forman parte de los llamados carmina logiora, los personajes poseen una característica común: ninguno termina con buen suceso su vida amorosa. Todos sufren por causa del amor, sea por una infidelidad o traición, sea porque los dioses no desean su unión, sea por haber pisado el umbral la noche de bodas, por haber olvidado la realización de rituales dedicados a los dioses o por haberse separado de una posesión amada, lo cierto es que todos convergen en el círculo de las desdichas amorosas, del sufrimiento y, por supuesto, de la separación, de lo cual se sustenta fundamentalmente la elegía.

Tales elementos elegiacos son reflejo de la propia vida de Catulo, quien se convierte en un amante sufridor por causa del amor no totalmente correspondido (ya que es posible que Catulo tuviera acercamiento íntimo con Lesbia, por lo cual habría sido correspondido; sin embargo, no lo es totalmente debido a que Lesbia disfrutó de una vida sin ataduras amorosas y nunca estuvo únicamente con su servus Catulo) por Lesbia, ese hecho hace que sobrevenga el discidium, la separación aniquiladora, que lo lleva incluso a recorrer lugares lejanos con tal de olvidar la herida ocasionada con el látigo del desprecio con el que es tratado por Lesbia.

Formato de citación según APA

Herrera-Valenciano, M. (2021). Mitología y discidium en la obra de Cayo Valerio Catulo. Revista Espiga, 21 (41), páginas 137-158.

 

Formato de citación según Chicago-Deusto

Herrera-Valenciano, Minor. «Mitología y discidium en la obra de Cayo Valerio Catulo». Revista Espiga 21, n.º 41 (enero-junio, 2021): páginas 137-158.

 

 

 

 

 

 

 


 


Referencias

 

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Pascual Barciela, Emilio. «La retórica del mito en el Carmen 64 de Catulo: una propuesta de interpretación». Castilla: estudios de literatura, n.° 4 (2013): 469-500.

 

Pestano Fariña, Rafael. «La elegía latina. Origen y caracterización». Revista de Filología de la Universidad de La Laguna 23, n.º 1 (2005): 231-246.

 

Veyne, Paul. La elegía erótica romana. El amor, la poesía y el Occidente. México: Editorial del Fondo de Cultura Económica, 2006.

 

 

 

 

 



[*] Doctor en Estudios del Mundo Antiguo por la Universidad Autónoma de Madrid, España. Máster en Literatura Clásica por la Universidad de Costa Rica (UCR), de Costa Rica. Docente y coordinador de la Sección de Filología, Sede de Occidente, UCR. Investigador del Centro de Investigaciones sobre Diversidad Cultural y Estudios Regionales (CIDICER) de la UCR. Correo: minor.herreravalenciano@ucr.ac.cr

[2] Teresa Jiménez Calvente, Catulo y los Poetae Novi (Madrid: Liceus, 2006) 1-33.

[3] Rubén Bonifaz Nuño, Cayo Valerio Catulo: Cármenes, traducción (México: UNAM, 1992) 7-12. Esta será la traducción usada a lo largo del artículo.

[4] Henry Paul Harvey, Diccionario Oxford de Literatura Clásica Griega y Latina (Rio de Janeiro: Zahar Editorial, 1998), 185.

[5] Rafael Pestano Fariña, «La elegía latina. Origen y caracterización», Revista de Filología de la Universidad de La Laguna 23, n.º 1 (2005): 231-246.

[6] Antonio Manuel Luque Laguna, «Tópoi" elegíacos y cambios argumentales en el Monobiblos de Propercio» Habis, n.° 28 (1997): 87-94.

[7] Paul Veyne, La elegía erótica romana. El amor, la poesía y el Occidente (México: Editorial del Fondo de Cultura Económica, 2006).

 

[8] Emilio Pascual Barciela, «La retórica del mito en el Carmen 64 de Catulo: una propuesta de interpretación» Castilla: estudios de literatura, n.° 4 (2013): 469-500.

[9] Anne Videau, La Boucle de Bérénice (Paris: Les Belles Lettres, 1998).

[10] Videau, Catulle Élégiaque… Afirma que existe todo un «léxico de la pérdida» presente en los poemas de Catulo relacionados con la separación de Lesbia o en los que se muestra una historia mítica donde los amantes no terminan bien sus amores.

[11] Cayo Valerio Catulo: Cármenes, 66. 69-76. De ahora en adelante se utilizará la abreviatura del Oxford Classical Dictionary (Catull) por ser la más reconocida.

[12] Bonifaz Nuño, Cayo Valerio Catulo…

[13] Catull66. 69-76.

[14] John Godwin, Catullus-Poems 61-68 (Warminster: Arts y Phillips, 1995), 183. Traducción propia.

[15] Catull65. 9-11.

[16] Eduardo Coelho, El amor en Catulo (Brasil: Ediciones APPACDM, 1993), 66.

[17] Harvey, Diccionario Oxford de Literatura…

[18] Catull 68. 89-93.

[19] Catull…, 64. 132-135

[20] Catull…, 51. 1-7.

[21] Catull…, 68. 79-84.

[22] Catull…, 8. 12-19.

[23] Manuel Alvarado Murillo, «El poema de Atis: entre la desilusión y la esperanza. Interpretación del microcosmo catuliano», Revista Kañina 34, n.º 1 (2005): 1032.

[24] Pascual Barciela, «La retórica del mito

[25] Leonor Molero Alcaraz, Léxico de la enfermedad y léxico del trauma o de la herida en la poesía amatoria de Catulo (España: Editorial Universidad de Sevilla, 2008), 97.

[26] Catull…, 75. 1-4.

[27] Catull…, 76. 1-26.

[28] Catull…, 85. 1-2.

[29] Molero Alcaraz, Léxico de la enfermedad y léxico del trauma…

[30] Molero Alcaraz, Léxico de la enfermedad y léxico del trauma…, 114-115.

[31] Catull…, 92. 1-4.

[32] Catull…, 8. 1-2.

[33] Catull…, 8. 14-20.

[34] José María Blázquez, «El mundo amoroso de Catulo y de la Roma de finales de la República», Revista Gerión 27, nº. 1 (2007): 277-310.

[35] Blázquez, «El mundo amoroso de Catulo y de la…, 283.

[36] Catull…, 72. 1-10.

[37] Catull…, 75. 1-4.

[38] Blázquez, «El mundo amoroso de Catulo y de la…, 284.

[39] Catull…, 77. 1-6.

[40] Catull…, 11. 1-24.