El perfil del profesorado universitario de las carreras de Estudios Sociales en las universidades estatales costarricenses

The profile of university professors in Social Studies courses at Costa Rican state universities

O perfil dos professores universitários em cursos de Estudos Sociais nas universidades estaduais da Costa Rica

 Jéssica Ramírez Achoy

Universidad Nacional

Heredia, Costa Rica

jessica.ramirez.achoy@una.cr 

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1795-3006

Recibido – Received – Recebido: 27/04/23 Corregido – Revised – Revisado: 29/06/23 Aceptado – Accepted – Aprovado: 10/07/23

DOI: https://doi.org/10.22458/ie.v25i39.4736

URL: https://revistas.uned.ac.cr/index.php/innovaciones/article/view/4736

Resumen: En el artículo se debaten los resultados de la primera fase de una investigación en didáctica de la historia cuyo objeto de estudio son las representaciones sociales sobre la historia y su enseñanza en la formación inicial docente. El objetivo del escrito es caracterizar el perfil de las y los docentes que imparten clases de historia y pedagogía en las carreras a nivel de grado (bachillerato y licenciatura) en la Enseñanza de los Estudios Sociales y la Educación Cívica en las universidades estatales costarricenses. La investigación se desarrolló desde un enfoque cualitativo e interpretativo, con apoyo de técnicas de análisis de datos cuantitativos como gráficos para medir tendencias, se utilizaron dos técnicas de recolección de datos: el cuestionario y la entrevista, con la finalidad de conocer quiénes están a cargo de formar al profesorado del área de ciencias sociales y cómo esto nos explica el modelo de la formación inicial docente de las carreras de Estudios Sociales en Costa Rica. El análisis de la información se hizo mediante la descripción cuantitativa de los datos, la codificación temática y la triangulación. Los resultados muestran que el perfil del docente universitario está basado en el conocimiento especializado de la disciplina histórica. 

Palabras clave: docente especializado, enseñanza superior, estudios sociales, enseñanza de la historia, formación de docentes.

Abstract: The article discusses the results of the first phase of a research in history didactics whose object of study is the social representations on history and its teaching in initial teacher training. The objective of the paper is to characterize the profile of teachers who teach history and pedagogy in undergraduate courses (high school and undergraduate) in the teaching of Social Studies and Civic Education in Costa Rican state universities. The research was developed from a qualitative and interpretative approach, with the support of quantitative data analysis techniques such as graphs to measure trends, two data collection techniques were used: the questionnaire and the interview, with the purpose of knowing who is in charge of training the teachers in the area of social sciences and how this explains the model of initial teacher training in the careers of Social Studies in Costa Rica. The analysis of the information was done through quantitative description of the data, thematic coding and triangulation. The results show that the profile of the university teacher is based on specialized knowledge of the historical discipline.

Keywords: specialized teacher, higher education, social studies, history teaching, teacher education.

Resumo: O artigo discute os resultados da primeira fase de uma pesquisa em didática da história cujo objeto de estudo são as representações sociais sobre a história e seu ensino na formação inicial de professores. O objetivo do trabalho é caracterizar o perfil dos professores que lecionam história e pedagogia nos cursos de graduação (bacharelado e licenciatura) em Ensino de Estudos Sociais e Educação Cívica nas universidades estaduais da Costa Rica. A pesquisa foi desenvolvida a partir de uma abordagem qualitativa e interpretativa, com o apoio de técnicas de análise de dados quantitativos, como gráficos para medir tendências, e foram utilizadas duas técnicas de coleta de dados: o questionário e a entrevista, a fim de descobrir quem é responsável pela formação de professores na área de ciências sociais e como isso explica o modelo de formação inicial de professores nas carreiras de Estudos Sociais na Costa Rica. A análise das informações foi feita por meio da descrição quantitativa dos dados, da codificação temática e da triangulação. Os resultados mostram que o perfil do professor universitário se baseia no conhecimento especializado da disciplina histórica.

Palavras-chave: professor especializado, ensino superior, estudos sociais, ensino de história, formação de professores.

INTRODUCCIÓN

El trabajo estudia, desde una perspectiva descriptiva, el perfil del profesorado universitario que forma a los docentes de estudios sociales. El objetivo de la investigación es caracterizar el perfil académico de las y los docentes que imparten clases de historia y pedagogía en las carreras a nivel de grado (bachillerato y licenciatura) en la Enseñanza de los Estudios Sociales y la Educación Cívica de las universidades estatales costarricenses. 

El estudio se focaliza en el componente de historia y pedagogía porque interesa comprender las particularidades de estas áreas, así como sus vinculaciones pero, sobre todo, generar datos que permitan tomar decisiones sobre las ofertas curriculares de las carreras de Estudios Sociales. Se omite geografía por un tema de concreción del objeto de estudio y manejo de los datos. 

Sobre el tema hay pocas investigaciones en el área de formación inicial en estudios sociales. Los antecedentes son investigaciones que han dado pie al objeto de estudio expuesto en el artículo (Ramírez- Achoy y Pagès Blanch, 2021; Ramírez-Achoy, 2020; Ramírez- Achoy y Pagès, 2019 y Ramírez- Achoy y Pagès 2018). Los estudios describen los procesos de formación en la Universidad Nacional a partir de elementos como el pensamiento histórico, las prácticas docentes universitarias y las prácticas reflexivas. Se concluye que la carrera de Estudios Sociales se enseña de forma fragmentada y esto no permite que el estudiantado trascienda las formas de enseñanza tradicional, principalmente de la historia. 

Esquivel Vega et al. (2023) continuaron esta línea de investigación en la misma casa de estudio, pero desde el desarrollo de la conciencia histórica, y llegan a una deducción similar: la historia para docentes de estudios sociales se enseña desde la disciplina, obviando aspectos medulares para la enseñanza como la conciencia histórica.  

Otros trabajos ofrecen datos sobre los discursos que cimientan la representación de los estudios sociales en los planes de estudios (González, 2020 y López, 2018). Los autores analizan desde perspectivas epistemológicas e históricas el significado de los estudios sociales en los planes de estudio de la Universidad Nacional de 1979-2005. De esta forma, López (2018) concluye que la connotación sobre los estudios sociales ha dependido de los contextos y discusiones teóricas en los que se ubican los planes de estudio. Mientras que para González (2020) ha existido una subordinación epistemológica de los estudios sociales hacia la historia, pues bajo las lógicas de esta disciplina se enseña a enseñar, sin tomar en cuentas las especificidades de los procesos educativos. 

Agüero, J. et al. (2011)  describen el contexto de las carreras de estudios sociales tanto de universidades privadas como públicas, los datos aportan a la comprensión de las mallas curriculares que se han creado, y se puede concluir que la historia es la disciplina con mayor preponderancia en la enseñanza de los estudios sociales a nivel universitario. 

Los antecedentes anteriores muestran los discursos que se han empezado a construir sobre la formación inicial docente (FID) en estudios sociales de Costa Rica, por lo que se deduce que se requieren datos para comprender mejor qué, cómo y para qué se forma al futuro profesorado. Profundizar en este ámbito permitirá tomar mejores decisiones sobre los perfiles, las mallas curriculares y los planes de estudio que se implementan en las casas de estudio superior. 

Por lo anterior, la investigación se posiciona desde los enfoques teóricos de la didáctica de la historia. En la disciplina, uno de los debates fundamentales, para buscar la transformación de la escuela es la formación inicial docente. En esta etapa, el futuro profesorado de estudios sociales (des)aprende los conocimientos con los que desarrollará su profesión. Sin embargo, en la teoría, el proceso de aprendizaje no es lineal, e involucra diálogos y lógicas de pensamiento que no necesariamente están presentes en los diseños curriculares o prácticas docentes de las carreras de enseñanza.

Armento (2000) ha destacado la necesidad de conocer qué sucede en las aulas universitarias, pues se requieren datos que permitan debatir el quehacer del docente universitario: qué, cómo y para qué se enseña a enseñar historia. Por otra parte, Pagès (2021) señala que la formación inicial del profesorado de historia y ciencias sociales requiere “enseñar al profesorado cuáles son sus marcos de referencia, (…) enseñarle a adquirir y desarrollar competencias profesionales para analizar sus prácticas -u otras-, y para intervenir de manera consciente en ellas” (p.58).

Para Añahual y Jara (2021) la formación inicial debe desarrollar competencias profesionales que impliquen una formación teórica y una práctica sólida, de manera que el futuro o la futura docente adquiera las herramientas necesarias para tomar decisiones conscientes sobre la selección de contenidos, la secuenciación y las finalidades de lo que está enseñando. Para aplicar estas lógicas, en la FID se requiere trabajar desde las didácticas específicas, pues vinculan el conocimiento disciplina, con los temas de la enseñanza. 

Por su parte, para Chávez (2020) los elementos que tensionan la formación inicial en América Latina son: a) el desequilibrio entre la formación disciplinar y la didáctica, en este sentido, afirma: “Los currículos excesivamente academicistas para la formación de profesores y profesoras se traducen en que se asigna más importancia al saber que al saber enseñar” (Chávez, 2020, p. 51); b) la desarticulación entre la teoría y la práctica; c) el predominio de la enseñanza transmisiva y d) la falta de preparación para el desarrollo del pensamiento histórico. 

Lo anterior, implica un debate acerca del papel de las universidades en las carreras de enseñanza, que en Latinoamérica se encuentran fragmentadas desde las disciplinas que las componen. Para el caso costarricense, se cuenta con pocos datos que expliquen cómo se constituyen y caracterizan las carreras en la enseñanza de los estudios sociales y qué está sucediendo en los procesos de enseñanza y de aprendizaje en la FID. Algunos avances se han publicado en relación con la historia y el pensamiento histórico en la Universidad Nacional (González, 2020; Ramírez-Achoy y Pagès 2018, 2019 y 2021), pero no son suficientes para comprender cómo se enseña a enseñar, y qué cambios requieren dar las universidades estatales para ofertar carreras de enseñanza que estén en sintonía con la escuela actual.

En este sentido, se comprende la formación inicial docente como un proceso educativo que es parte del desarrollo profesional del futuro profesorado, y que no se detiene en la mera transmisión de un conocimiento disciplinar, sea histórico o pedagógico, sino que implica la reflexión de ese conocimiento, pero siempre vinculado a la escuela y a la cultura escolar. Desde esta perspectiva, se hace necesario cuestionar: ¿cuál es el valor del conocimiento histórico y el pedagógico en la escuela?, ¿de qué forma se pueden relacionar los aprendizajes universitarios con lo que sucede en espacios escolarizados?

¿Por qué el perfil es importante? Actualmente se cuenta con pocos datos sobre la formación inicial de las universidades estatales (Ramírez-Achoy, 2020), no se sabe qué y cómo se enseña historia y pedagogía al futuro profesorado de estudios sociales, ni cómo esto repercute en las prácticas de aula. Por tanto, el problema de investigación se centra en la construcción de un perfil docente que permita comprender las lógicas con las que se conciben los procesos de enseñanza a nivel universitario y la construcción de un modelo de la FID que explique el contexto costarricense. 

Para efectos de este artículo, por perfil se comprende el conjunto de características comunes (estudios superiores, estudios en educación, jornada y situación laborales) que comparten las y los docentes de las universidades estatales que tienen a cargo la carrera de Estudios Sociales. La referencia no se limita a un perfil profesional o laboral, pues cada universidad tiene un contexto particular, sino más bien a la caracterización de elementos académicos y administrativos que configuran los perfiles del profesorado universitario. 

MATERIALES Y MÉTODOS 

Metodológicamente, el estudio se hizo desde un enfoque cualitativo e interpretativo, aunque se utilizaron recursos cuantitativos como apoyo para el análisis de los datos. El diseño fue transversal para vincular el estudio de casos múltiples (Verd y Lozares, 2016), es decir, se parte de la comparación de las partes, sin perder de vista sus propios contextos. El alcance de la investigación fue descriptivo porque se muestran las tendencias de la información.

La población con la que se trabajó fueron docentes de las universidades estatales, seleccionados a partir de los resultados de un cuestionario previo que se aplicó como se explicará a continuación. La muestra se seleccionó a partir de la base de datos de las y los docentes que impartieron lecciones de historia y pedagogía en las cuatro universidades estatales durante el I semestre de 2021. 

Las técnicas seleccionadas para la recolección de datos de esta primera fase fueron dos: un cuestionario y una entrevista abierta. Con respecto al primero, se hicieron preguntas abiertas y cerradas aplicadas de forma virtual, una batería de 52 interrogaciones divididas en tres partes: las representaciones sociales de la historia, las representaciones sociales de la enseñanza de la historia y la formación inicial docente. 

El cuestionario se aplicó durante el I semestre de 2022. La unidad de análisis correspondió a 72% del total de docentes que impartieron lecciones durante ese ciclo lectivo (de 61 profesores, participaron 44).  Para profundizar el perfil docente, se aplicó una entrevista abierta a diez docentes, que se eligieron a partir de los datos del cuestionario. La entrevista abierta o temática no dispuso de un guión con preguntas (Verd y Lozares, 2016), al contrario, pretendió profundizar en las ideas del cuestionario a través de tres temáticas: a) el perfil docente en las carreras de Estudios Sociales; b) las finalidades de la historia y su enseñanza y c) el para qué de los Estudios Sociales. De esta manera, se pretendió crear un ambiente de diálogo para profundizar los tópicos que mejor se relacionaban con el objeto de estudio. 

La validación de los instrumentos se realizó en dos etapas: durante la primera se les solicitó a ocho personas expertas en didáctica de la historia revisar el cuestionario y las entrevistas; posteriormente se aplicó las técnicas a un grupo de diez personas con un perfil similar al de los sujetos del estudio. El proceso permitió ajustar preguntas que estaban descontextualizadas. 

Para el análisis de datos, se aplicaron tres estrategias, la primera consistió en la graficación de las respuestas del cuestionario sobre el perfil docente. Esta etapa fue descriptiva y pretendió ubicar las tendencias de los datos. En la segunda estrategia se realizó una codificación temática de las preguntas abiertas del cuestionario y de la entrevista, por tanto, el ejercicio fue interpretativo. Por último, se cruzaron los datos a partir de sus fuentes. En otras palabras, se triangularon los resultados de las preguntas abiertas y cerradas con las entrevistas.  

Para concretar la metodología en el análisis de la información, se construyeron cuatro indicadores que vincularon los perfiles del profesorado, con el fin de distinguir las diferencias entre las universidades, así como los puntos comunes. De esta forma, se elaboró un perfil mixto para caracterizar los elementos académicos y administrativos:

Los indicadores anteriores permitieron mapear a las y los profesionales que imparten clases de historia o pedagogía en las carreras de Estudios Sociales y, a partir del mapeo, generar datos para comprender cómo es la enseñanza a nivel universitario. 

El estudio se realizó en las universidades estatales que imparten la carrera de Estudios Sociales en Costa Rica. Las instituciones con las que se trabajó fueron: Universidad Estatal a Distancia (Escuela de Ciencias de la Educación), Universidad Nacional (Escuela de Historia y División de Educología), Universidad de Costa Rica, sede Occidente (Departamento de Historia y Geografía), Universidad de Costa Rica, sede Rodrigo Facio (Escuela de Historia y Escuela de Formación Docente).

DISCUSIÓN DE RESULTADOS

En este apartado se presentan los datos sobre el perfil actual de las personas que imparten lecciones de historia y pedagogía en las carreras de Estudios Sociales, así como de las representaciones que han construido de ese perfil a partir de sus experiencias en el aula universitaria. Para una mejor comprensión de la información, se divide el texto en tres partes: a) la carrera de Estudios Sociales en Costa Rica; b) características de los perfiles por universidad y c) Los perfiles en las carreras de Estudios Sociales.  

La carrera de Estudios Sociales en Costa Rica

Para el caso costarricense, hay cuatro universidades estatales que ofertan las carreras a nivel de grado (bachillerato y licenciatura) en la Enseñanza de los Estudios Sociales y la Educación Cívica (ver tabla 1) .

La tabla 1 muestra las diferentes formas en las que se organizan las carreras de Estudios Sociales de las universidades estatales costarricenses. En los dos primeros casos (UNA y UCR-Occidente) los bachilleratos son coordinados por los departamentos de historia o geografía, y en las demás instituciones (UCR-Rodrigo Facio y UNED) por las escuelas de educación. 

Lo anterior, acarrea connotaciones que implican debates y discusiones sobre el lugar de los Estudios Sociales en las universidades: ¿deberían concebirse desde la pedagogía y la educación en general?, ¿sería más conveniente que los encargados de guiar el proceso formativo sean los departamentos de Historia o de Geografía?, ¿quiénes son los profesionales idóneos para proponer unos estudios sociales que respondan a las demandas de la sociedad actual? Esto es un debate abierto y una oportunidad para reflexionar desde las universidades ¿qué son los Estudios Sociales?, y ¿cuál es su finalidad en la formación inicial? 

Sin embargo, más allá del debate algunas propuestas que han surgido de las universidades han sido la creación de comisiones tripartitas (en el caso de la UNA) o comisiones de carrera (en el caso de la UCR-Rodrigo Facio) con el fin de tener representantes de los departamentos que conforman la carrera (educación, historia y geografía). No se han encontrado estudios ni datos que evalúen la funcionalidad de las comisiones. 

Características de los perfiles docentes por universidad

Así bien, 72% del profesorado que participó en el cuestionario permitió la construcción del perfil docente que enseña en las carreras de Estudios Sociales. Para iniciar la construcción del perfil, se fragmentó la información por cada universidad, y se tomaron en cuenta los cuatro componentes del perfil mixto (grado académico superior, estudios en educación, tiempo de contratación y situación laboral).   En la tabla 2 se muestra el perfil obtenido en la Universidad Nacional.

Para el caso de la Escuela de Historia, todos sus doctorados son en historia y se obtuvieron en el extranjero (Europa y México), en cuanto a las maestrías 42% corresponden al área de historia y 16% a otros ámbitos como gestión de proyectos y estudios latinoamericanos. En la División de Educología, las maestrías son en Planificación Curricular, Pedagogía Universitaria y Educación. Todos estos títulos se obtuvieron en Costa Rica. Hay diversidad de las especializaciones tanto en maestrías como doctorados. 

Por otra parte, tanto el tiempo de contratación como las plazas en propiedad son mayores en la Escuela de Historia, lo cual implica que sus docentes dedican más tiempo al trabajo en la carrera de Estudios Sociales que a otras actividades laborales, como tiempos compartidos con el Ministerio de Educación Pública o colegios privados. En la tabla 3 se exponen los datos de la UCR-Rodrigo Facio. 

En cuanto a las titulaciones de la Escuela de Historia, 90% de doctorados y 100% de las maestrías son en historia. El 54% de esos doctorados se obtuvieron en Costa Rica, específicamente en el doctorado de Historia de la misma casa de estudios, mientras que el 46% fueron de países como Estados Unidos, Francia y México. Para la Escuela de Formación Docente, el doctorado fue obtenido en Alemania, una maestría en España y dos en Costa Rica en áreas como didáctica de las ciencias sociales, educación intercultural, derechos humanos e historia aplicada.

En esta institución, la estabilidad laboral y las especializaciones docentes difieren para la Escuela de Historia y la Escuela de Formación Docente, lo cual indica que la organización en ambos departamentos es distinta, y esto influye en el perfil, que en el caso del área histórica tiene más cantidad de personas con doctorados. Ninguna de estas especializaciones se da en la Enseñanza de la Historia.  

Por otra parte, el caso de la UNED y la UCR-Occidente es distinto a las dos instituciones anteriores, pues en la primera es la Coordinación en la Enseñanza de los Estudios Sociales y Educación Cívica, adscrita a la Escuela de Ciencias de la Educación, la que administra la carrera. Y para la Universidad de Costa Rica, sede de Occidente, solo se cuentan con datos del profesorado del Departamento de Historia y Geografía. No se obtuvo respuesta del Departamento de Secundaria, que es el encargado de los cursos de educación. La síntesis de los datos en ambas casas de enseñanza, se muestran en la tabla 4.

En la UCR-Occidente y la UNED, 100% de las maestrías se obtuvieron en el país.

Los perfiles docentes en las carreras de Estudios Sociales

Los datos anteriores muestran que la especialización a través de doctorados es mayor en los departamentos de historia, mientras que en las escuelas de educación prevalece el grado de maestría. Al comparar estas titulaciones en las cuatro universidades estatales.

La figura 1 muestra que el nivel de doctorado alcanza 40% (18 casos) del profesorado, no obstante, la mayoría de esas titulaciones se centran en las disciplinas de referencia y no en especializaciones sobre la enseñanza de la historia. Con esto se afirma que es necesario tener especialistas en historia y educación dentro de las carreras de Estudios Sociales, pero esta profesionalización también debe de acompañarse de titulaciones en el área de la didáctica de la historia y la didáctica de las ciencias sociales que permitan vincular las discusiones de las disciplinas de referencia con la pedagogía. Pagès (2018) afirma que la diferencia entre la historia escolar y la disciplina histórica debe tomarse en cuenta para la formación de docentes en estudios sociales, pues estos no ejercerán la historia como profesión, sino su enseñanza.

En la figura 2, se muestran los datos integrados sobre la jornada laboral.

Las jornadas laborales descritas en la figura anterior nos plantean dos situaciones: a) la estabilidad del profesorado universitario que cuenta con su tiempo completo y b) la situación de académicos que laboran en varias instituciones educativas, entre ellas el Ministerio de Educación Pública. Ambas ideas repercuten en la FID de Estudios Sociales, pues implican el tiempo que se puede dedicar, o no, al debate, a la investigación y a la reflexión sobre la historia y su enseñanza. 

El último dato que interesa vincular es el de la estabilidad laboral, si el personal está en plaza o no. Los datos se representan en la figura 3.

Los datos anteriores nos muestran las estructuras de los perfiles que se contratan para formar al futuro profesorado de Estudios Sociales. Para el caso de la UNA y la UCR-Rodrigo Facio y UCR-Occidente, el énfasis está en estudios superiores, principalmente en el área de historia. Estas instituciones contratan mayoritariamente a docentes con doctorados y maestrías. Según la literatura, el conocimiento de las disciplinas de referencia es fundamental para el profesorado, pues nadie enseña lo que no sabe, sin embargo, su aprendizaje no es sinónimo de saber enseñarlo (Pagès, 2018) o de desarrollar el pensamiento histórico (Ramírez y Pagès, 2019; Chávez-Preslier, 2020).

La información también nos explica el desbalance que existe en la formación docente, pues quienes son del área de historia carecen de estudios en educación, mientras, obviamente, los del área educativa poseen estos estudios, incluso con especializaciones en currículo o docencia. Sobre el tema, autoras como Davini (2018) afirman que el área de pedagogía requiere de innovaciones en contenidos y teorías para que la formación inicial promueva docentes críticos y analíticos. 

Con lo anterior, se remite al debate sobre el tipo de conocimiento que necesita aprender un o una profesora de Estudios Sociales ¿debe ser disciplinar?, ¿o pedagógico? Investigaciones muestran que el estudiantado de la carrera de Estudios Sociales se gradúa con conocimientos fragmentados, que luego no sabe cómo llevarlos a la práctica cuando ejerce su profesión (Ramírez-Achoy, 2020).

En las universidades estatales se cuenta con docentes especializados en sus respectivas disciplinas, lo cual es un plus en la FID para desarrollar un debate actualizado sobre temas historiográficos. La estabilidad laboral le da consistencia al perfil, pues se parte de una base de docentes que no cambiará.

Sumado a lo anterior, las especializaciones a través de los doctorados en historia permiten que los debates historiográficos más actualizados lleguen a las aulas de la carrera de Estudios Sociales. Esto podría tener dos connotaciones en la formación inicial. La primera refiere a que el futuro profesorado aprende historia desde los y las expertas de la materia; la segunda, que ese aprendizaje es insuficiente para llevarlo a las aulas escolares. Esta idea-hipótesis, se trabajará en las futuras fases del proyecto de investigación. 

CONCLUSIONES

Sobre el perfil del profesorado universitario que imparte lecciones en las carreras de Estudios Sociales, sus titulaciones están en el área de historia, principalmente a través de doctorados y maestrías en esa disciplina, y de maestrías en educación. Uno de los retos de la FID de las universidades estatales es el fortalecimiento de especializaciones, preferiblemente a nivel de doctorados internacionales, en áreas que integren las disciplinas de referencia y la enseñanza, en este caso, se propone la didáctica de la historia o las ciencias sociales, con la finalidad de vincular los debates de la teoría social y curricular con el ámbito de la educación histórica. 

Así, la tarea de construir comunidades académicas con el profesorado permite ampliar el diálogo de conocimientos y saberes (Aparicio-Molina y Sepúlveda-López, 2023), crear redes y espacios para teorizar las prácticas docentes.

Además, los datos muestran que existen diferentes formas de organizar las carreras de Estudios Sociales en las universidades estatales, lo cual influye en los perfiles docentes. En unas universidades, la coordinación recae en los departamentos de educación, mientras que, en otras instituciones se coordina desde las disciplinas de referencia (historia y geografía). Por tanto, las lógicas sobre los estudios sociales cambian. Incluso las maneras en las que se aplica el perfil docente, pues mientras que en el área de historia sobresalen las especializaciones con doctorados, en el área de pedagogía las titulaciones se centran en maestrías.

Las características mostradas anteriormente permiten afirmar que un primer reto en la FID está en especializar con estudios superiores al profesorado que está involucrado en las carreras de Estudios Sociales. Un segundo desafío refiere a abrir espacios de diálogo entre los departamentos que están involucrados en las carreras de Estudios Sociales, para que las y los docentes intercambien sus nociones sobre la docencia, la historia y la geografía. De esta forma, se busca cerrar la fragmentación de conocimientos en las carreras. Por tanto, se necesitan datos que informen la funcionalidad e impacto de las comisiones de carrera o tripartitas, para valorar si el diálogo entre las partes realmente permite superar las brechas entre las disciplinas que comparten la carrera. 

Por otra parte, el tema de la estabilidad laboral es un factor que impacta directamente el trabajo docente, los datos muestran que, en algunos departamentos involucrados en la carrera de Estudios Sociales no siempre se otorgan jornadas de tiempo completo. Lo anterior puede ser positivo, en tanto los docentes contratados comparten su tiempo de trabajo universitario con labores de docencia en el Ministerio de Educación Pública y esa experiencia se revierte en las reflexiones de los cursos. No obstante, también podría implicar sobrecarga laboral y limitaciones para avanzar en proyectos académicos como doctorarse, investigar y publicar, en detrimento del área de los  estudios sociales y la educación cívica al no promoverse redes intelectuales que construyan nuevos conocimientos. 

Lo anterior, se vincula con la idea de la estabilidad laboral, pues del total de docentes que trabaja en las carreras de Estudios Sociales, 45% lo hace de forma interina. Entre cada universidad hay diferencias valiosas que deben ser analizadas en cada departamento; sin embargo, es importante que el profesorado de estudios sociales no solo ejerza la docencia, sino que sea un actor partícipe de actividades académicas que generen espacios de debate, discusión e investigación. 

Por último, se propone continuar con líneas de investigación en la formación inicial que generen datos para tomar decisiones curriculares que innoven las carreras de Estudios Sociales. 

AGRADECIMIENTOS

El artículo es parte del proyecto de investigación sobre las representaciones sociales (RS) de la historia y su enseñanza en la formación inicial docente (FID) de las universidades estatales costarricenses, auspiciado por la Vicerrectoría de Investigación, de la Universidad Nacional, código SIA 0177-21. Deseo manifestar mi agradecimiento a María José Rodríguez, Luis Arce Bolaños y Anthony Gutiérrez Chavarría por los aportes a la investigación. También agradecer la lectura minuciosa y las ideas compartidas del colega máster David González Sánchez. Por supuesto, todos los errores u omisiones en el artículo son de mi completa responsabilidad.  

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