Año 22, N.º 46: julio - diciembre 2023

 

El trabajo de cuidados no remunerado en época de pandemia en Costa Rica

 

Irma Sandoval-Carvajal *

https://orcid.org/0000-0001-7068-1671

 

* Master en Política Económica de la Universidad Nacional (UNA), Costa Rica. Licenciada en Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR). Profesora-Investigadora del Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO) de la UNA. Docente de la Escuela de Estadística de la UCR. Correo: isandova@una.ac.cr

 

 

Resumen

El presente artículo tiene como objetivo analizar el impacto en trabajo de cuidados no remunerados a raíz de la pandemia de COVID-19 en Costa Rica. Para ello, se utiliza la Encuesta Nacional de Hogares de 2020 y 2021, años de confinamiento, y se compara con el 2019. Se utilizaron tres indicadores: las tasas ponderadas que toman en cuenta tanto la participación, el tiempo promedio invertido en trabajo de cuidados no remunerados y el tiempo per cápita de mujeres (o de hombres) a nivel de hogar. Los resultados muestran que, durante el confinamiento, los patrones de género no se modificaron, las mujeres siguieron asumiendo el trabajo de cuidados no remunerado dentro de los hogares y, por lo tanto, las brechas se mantuvieron, incluso aumentaron para ciertas edades. Sin alterar estos patrones de género, sí se presentaron aumentos en la participación de los hombres, sobre todo en el 2020, en comparación con el 2019. Por su parte, las mujeres también aumentaron su participación, sobre todo entre edades de los 15 a 60 años.

 

Palabras clave: Género, trabajo doméstico no remunerado, COVID-19.

 

 

 


 

The unpaid care work during the pandemic in Costa Rica

 

Abstract

The purpose of this article is to analyze the impact on unpaid care work in Costa Rica due to the COVID-19 pandemic. To achieve this, data from the National Household Survey of 2020 and 2021, years of lockdown, are used and compared with 2019. Three indicators were employed: weighted rates that take into account both participation, the average time spent on unpaid care work, and per capita time for women (or men) at the household level. The results show that, during the lockdown, gender patterns remained unchanged; women continued to take on unpaid care work within households, and consequently, gender gaps persisted, and in some cases, even increased for certain age groups. While not altering these gender patterns, there were increases in men's participation, especially in 2020 compared to 2019. Meanwhile, women also increased their participation, particularly among those aged 15 to 60.

 

Key words: COVID-19, Gender, unpaid domestic work.

 

 

Le travail de soin non rémunéré pendant la pandémie au Costa Rica

 

Résumé

Cet article vise à analyser l’impact sur le travail de soin non rémunéré à cause de la pandémie du COVID-19 au Costa Rica. Pour ce faire, nous avons utilisé l’Enquête National auprès des Ménages des années 2020 et 2021, lesquels correspondent à la période du confinement; cette donnés ont été comparés avec celles du 2019. Nous avons aussi utilisé trois indicateurs: les taux pondérés qui prennent en compte la participation; la durée moyenne investie dans le travail de soin non rémunéré; et le temps par personne soit des femmes, soit des hommes au sein des ménages. Les résultats, mettent en évidence que, pendant le confinement, les stéréotypes des rôles de genre n’ont pas été modifiés de ce fait les femmes ont continué d’assumer le travail de soin non rémunéré au sein des ménages. Par conséquence, l’écart entre les hommes et les femmes reste encore, même il a augmenté pour certains âges. Cependant, sans altérer ces profils du genre, nous avons pu constater que la participation des hommes a augmenté surtout en 2020 si l’on le compare avec le 2019. Finalement, la participation des femmes a aussi augmenté, notamment les femmes de 15 à 60 ans.

 

Mots-clés: genre, travail domestique non rémunéré, COVID-19

 


 

Introducción

 

El trabajo de cuidados es uno de los pilares fundamentales para la reproducción y el sostenimiento de la vida, de él dependen los sistemas productivos, porque es el que garantiza la reproducción de la fuerza de trabajo en los mercados laborales y es el responsable de lograr el bienestar y calidad de vida de los seres humanos.

 

El sistema patriarcal ha impuesto el trabajo de cuidados a las mujeres y, sin importar que se realice dentro o fuera del mercado, ha sido subvalorado e invisibilizado.

 

Los patrones culturales patriarcales dominantes repercuten en la naturalización de las actividades de cuidado como una responsabilidad de la mujer. De este modo, tanto el trabajo de cuidado que se realiza de forma no remunerada en los hogares, como el que se realiza de forma remunerada, muestra una sobrerrepresentación de las mujeres y una baja valoración social y económica.[1]

 

El trabajo de cuidados como actividad dentro del mercado, en comparación con otras ocupaciones, tiene una incipiente regulación laboral, bajas remuneraciones, largas jornadas de trabajo y un mayor grado de informalidad. En Costa Rica, por ejemplo, el salario de las servidoras domésticas se encuentra por debajo al mínimo minimorum, con una diferencia de hasta un 41 %[2].

 

En América Latina, la pandemia por COVID-19 provocó una contracción económica y crisis social que no se había visto en los últimos cien años; la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)[3] evidencia cómo la pandemia ha profundizado los nudos de la desigualdad de género, lo que atenta contra la autonomía de las mujeres. Diversos estudios han mostrado que esta crisis ha afectado mayormente a las mujeres, quienes presentaron un aumento del desempleo, pérdida de sus ingresos y una mayor carga en el trabajo de cuidados. Según datos de la CEPAL, la pandemia tuvo un efecto negativo en la autonomía económica de las mujeres, hubo un retroceso de 20 años en su participación laboral, ya que la tasa en 2020 fue la misma que para el 2002, de 47,7 %, además la tasa de desempleo en 2020 fue la más alta de los últimos 20 años, de 12,1 %, asimismo, para el 2021, una de cada dos mujeres no participaba del mercado laboral[4].

 

Por su parte, el trabajo de cuidados no remunerado dentro de los hogares ha evidenciado las grandes desigualdades entre mujeres y hombres; según datos de la CEPAL, basados en la Encuestas de Uso del Tiempo, se muestra que mientras las mujeres destinan alrededor de una tercera parte de su tiempo al trabajo de cuidados no remunerado, los hombres solamente dedican la décima parte, además de que la carga global de trabajo (suma de trabajo para el mercado y el trabajo de cuidado no remunerado) es mayor en las mujeres[5]. En el caso concreto de Costa Rica, según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo 2017 (en adelante ENUT), por cada hora dedicada por los hombres al trabajo de cuidado no remunerado, las mujeres le dedicaban 2,6 horas.

En Costa Rica, la primera encuesta sobre uso del tiempo a nivel nacional se levantó en el 2017, mientras que en 2022 se realizó la segunda, por lo que no se tiene datos precisos sobre el trabajo de cuidados para los años de confinamiento de la pandemia por COVID-19. Sin embargo, la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), desde su rediseño en el 2010, incluye dos preguntas que pueden dar una aproximación de posibles cambios en el trabajo doméstico no remunerado durante 2020 y 2021. El presente documento tiene como objetivo estudiar el impacto en el trabajo doméstico no remunerado durante los años de confinamiento por la pandemia (2020 y 2021) y compararlo con el 2019.

 

Desarrollo

 

El trabajo de cuidados no remunerado presenta características particulares, ya que cuidar a otra persona implica no solo la atención de sus necesidades materiales como la alimentación, la salud y otras que consumen energía física, sino una carga emocional y mental fuerte porque implica tener disponibilidad y atención permanente de esa persona[6]. En una encuesta de percepción entre mujeres amas de casa en Costa Rica en 2017, realizada por el Instituto de Estudios Sociales en Población de la Universidad Nacional (IDESPO-UNA)[7], el 53 % de las mujeres consideró que el trabajo de cuidados representa una carga pesada o muy pesada[8].

 

Por otra parte, el trabajo de cuidados no remunerado se lleva a cabo «dentro de un complejo sistema de relaciones familiares y de género que implica tensiones y negociaciones constantes en los hogares, especialmente entre los hombres y las mujeres que los integran»[9]. En la encuesta sobre amas de casa, mencionada anteriormente, el 50 % de las amas de casa dijo que en su hogar se producían conflictos por la realización de los quehaceres domésticos[10].

 

Una tercera característica del trabajo de cuidados es que resulta más o menos intenso según las necesidades y vulnerabilidades de las personas receptoras de cuidados, es más intenso cuando se cuidan niños o niñas, o a personas totalmente dependientes, incluso a personas adultas –generalmente hombres–[11].

 

El trabajo de cuidados no remunerados se puede dividir en dos grandes categorías de actividades: 1) aquellas relacionadas con el cuidado directo e inmediato de personas del hogar, como dar de comer a un bebé, cuidar a una persona enferma o con alguna discapacidad, ayudar a desplazar e incluso dar apoyo emocional y psicológico; y 2) actividades de cuidado indirecto, que contribuyen con dar comodidad y seguridad, como son la preparación de alimentos, limpieza, gerencia, compras, entre otras[12].

 

Consideraciones metodológicas

 

La ENAHO incluye una sección en la cual recolecta información sobre estas dos categorías, a través de dos preguntas que indagan acerca del tiempo semanal dedicado por las personas de 12 años y más a estas categorías. Estas preguntas se han incluido con algunas variantes desde el 2010. Entre el 2019 y 2021, las preguntas no variaron en su redacción, por lo que son una excelente oportunidad para estudiar variaciones en el tiempo dedicado por hombres y mujeres durante el 2020 y 2021, de la pandemia de COVID-19, y hacer una comparación con el 2019.  Las preguntas son las siguientes:

 

H1a. ¿Realizó la semana pasada alguna tarea doméstica de este hogar, como lavar, planchar, cocinar, limpiar u otras tareas de su hogar? (no incluya cuido de personas).

Sí… 1  H1b. ¿Cuántas horas le dedicó la semana pasada?

No… 2

 

H1e. ¿La semana pasada cuidó niños(as), adultos mayores, personas con discapacidad, miembros de su hogar?

Sí… 1   H1f. ¿Cuántas horas le dedicó la semana pasada?

No… 2

 

Con respecto a esta información, se debe de hacer algunas consideraciones metodológicas. En primer lugar, es de esperar que los tiempos reportados se encuentren subestimados, debido a diferentes factores, uno de ellos relacionado con la persona que brinda la información, en el caso de la ENAHO, es suministrada no por la propia persona, sino por un informante clave del hogar, por lo que es posible que no recuerde con precisión el tiempo de dedicación de las otras personas del hogar.

 

En segundo lugar, al preguntar de manera tan agregada (una pregunta para cuidado directo y otra para el cuidado indirecto), se repercute directamente en la confiabilidad de la información. En investigaciones sobre uso del tiempo se ha recomendado utilizar una lista con una cantidad de actividades aceptable[13]. Por ejemplo, para la ENUT 2017, se incluyen 36 actividades para tareas domésticas del hogar y 35 para cuido directo de personas.

 

(…) la reducción de la lista de actividades disminuye la fiabilidad en la estimación de las cantidades de tiempo (Pentalnad etal.,1999). Cuando se ofrecen actividades excesivamente agregadas (por ejemplo «trabajo no remunerado»), se obliga al entrevistado a agregar mentalmente múltiples subactividades (cocinar, limpiar, cuidar a niños, planchar, tender, ir a comprar, etc.), limitando sustancialmente la precisión en la estimación de los tiempos.[14]

 

Lo anterior se puede mostrar al comparar el 2017, año en que se levantó la ENUT, con los resultados con la ENAHO de ese mismo año. Las tasas de participación para hombres y mujeres, según la ENUT, fueron 98 % y 99 %, mientras que para la ENAHO de 53 % y 75 %, respectivamente. También los tiempos de dedicación están subvalorados, la ENUT encontró que las mujeres dedicaron 36 horas semanales y los hombres 14 horas, mientras que la ENAHO reportó 11 para los hombres y 33 para las mujeres.

 

Al analizar el tiempo invertido para cada una de las dos categorías del trabajo de cuidados, se obtiene los resultados que se muestran en la Tabla 1.

 

Tabla 1. Costa Rica: Tiempo invertido por hombres y mujeres en trabajo de cuidados, según la ENAHO y ENUT, 2017

 

Trabajo de cuidados

Hombres

Mujeres

ENAHO

ENUT

ENAHO

ENUT

Indirecto

8,4

11,5

23,5

29,6

Directo

15,8

6,3

30,8

11,6

 

Fuente: Elaboración propia a partir de las bases de ENAHO y ENUT de 2017.

 

Obsérvese la subestimación en las horas, tanto para hombres como para mujeres, en el tiempo de cuidado indirecto, consecuencia del nivel de agregación de la pregunta. Por su parte, existe una aparente sobreestimación en los tiempos de cuidado directo ¿Por qué aparente? Porque investigaciones realizadas sobre uso del tiempo han encontrado que el cuido directo de personas se reporta como una actividad que se realiza de manera simultánea con otras, por lo que los tiempos en la ENAHO podrían estar duplicados con otras actividades. La ENUT indagó sobre el tiempo dedicado a cuido exclusivo de personas y así se explicitó en la redacción de las preguntas, situación que no contempla la pregunta H1e de la ENAHO. La ENUT también indaga acerca del tiempo simultáneo para algunas actividades de cuido de personas. Si se suma este tiempo al de cuido total, se observa que los hombres lo aumentan al doble (12,8 horas) y las mujeres aumentan a más del triple (39 horas), por lo que es muy probable que el tiempo reportado en la ENAHO no sea tiempo exclusivo.

 

También, con datos de la ENUT, se puede mostrar que las cuatro actividades usadas para ejemplificar el trabajo doméstico no remunerado en la pregunta H1a de lavar, planchar, cocinar y limpiar, presentan tiempos de dedicación de los hombres de 8,8 horas semanales y de 27,2 horas para las mujeres, acercándose más para al valor de los hombres al reportado en la ENAHO. En conclusión, hay que recordar que la encuesta especializada para la medición del trabajo de cuidados es la ENUT y no la ENAHO, pero se puede utilizar la información como una aproximación al fenómeno, como un estudio de longitudinal de tendencias, ya que se recolecta todos los años, lo que permite medir la evolución de los fenómenos a lo largo del tiempo; por su parte, la ENUT solo ha sido levantada a nivel nacional en 2017, como un estudio transversal y en un año fuera del confinamiento por la pandemia.

 

A partir de las dos preguntas incluidas en la ENAHO (H1b y H1f), se calculó el tiempo total dedicado a trabajo de cuidados no remunerado mediante la suma de las horas de cada pregunta. Posteriormente se calcularon tiempos promedios y tasas de participación ponderadas, las cuales se diferencian de las tasas convencionales porque consideran el tiempo dedicado de la persona, no solamente si participa o no. Este método fue propuesto por Pedrero[15], al cual se le hicieron algunos ajustes.

 

El método consistió en definir el número de horas consideradas como una jornada de tiempo completo para el trabajo de cuidados no remunerados. Para decidir esta jornada, se tomó como base la ENUT 2017 y un sondeo entre 192 personas costarricenses a las cuales se les solicitó indicar actividades que incluían las tareas domésticas y de cuidado. El sondeo mostró que las personas mencionan con mayor frecuencia la limpieza, preparación de alimentos, el lavado de la ropa (lavar y planchar) y el cuido directo a personas (Tabla 2), por lo que se tomaron solo estos cuatro grupos de la ENUT 2017 para establecer la jornada completa en trabajo de cuidados no remunerado.

 

Tabla 2. Distribución porcentual de las menciones de las tareas domésticas según sondeo en redes sociales, 2022

 

Actividad

Porcentaje

Limpieza de la vivienda

38,2

Lavar y planchar

22,1

Preparación alimentación

20,9

Cuido de personas

9,1

Compras

4,6

Gerencia y administración

3,9

Reparaciones menores

1,2

Total

100

Fuente: Elaboración propia a partir de base de datos del sondeo: Quehaceres domésticos y de cuidados, 2022.

 

Obsérvese que estos cuatro grupos son los que se mencionan de manera explícita en las preguntas de la ENAHO. En la ENUT 2017 se indagó por el tiempo invertido para 71 actividades dentro de estos cuatro grupos, el promedio de dedicación de las personas fue de alrededor de 25 horas semanales, por lo que se tomó este valor como la jornada completa para el trabajo de cuidados no remunerado. El procedimiento consistió en calcular tiempos completos equivalentes para las personas que reportaron dedicar menos de 25 horas semanales al trabajo de cuidados no remunerado y sumarlos a las personas con dedicaciones iguales o superiores a la jornada completa, para calcular posteriormente la tasa de participación ponderada.

 

Por lo tanto, las ENAHO 2019, 2020 y 2021 fueron la fuente principal en los análisis para la presente investigación; por su parte, la  ENUT 2017 se utilizó en la definición de la jornada completa para el trabajo de cuidado no remunerado. Además, se utilizaron dos encuestas de opinión, la primera realizada en el 2017 por el IDESPO-UNA, entre 380 mujeres amas de casa[16], y la segunda en 2020 realizada por el IDESPO y la Escuela de Economía de la UNA, entre 608 personas de 18 años y más[17]. También se utilizó un sondeo realizado por el IDESPO entre 200 personas de 18 años y más.

 

Análisis y resultados

 

Los resultados muestran que el tiempo dedicado al trabajo de cuidado no remunerado en el 2020 aumentó tanto para las mujeres como para los hombres. Sin embargo, los patrones no se alteraron con respecto a los resultados de la ENUT 2017[18] ni con respecto a los de 2019 con datos de la ENAHO; además, siguió existiendo una gran brecha entre mujeres y hombres, incluso en algunos grupos de edad se acentuó este aumento, como se observa en la Figura 1.

 

Figura 1. Costa Rica: Tiempo dedicado al trabajo de cuidados no remunerados dentro de los hogares por sexo y grupos de edad, 2019-2021

Fuente: Elaboración propia a partir de las bases de Encuesta Nacional Hogares 2019-2021.

 

 

Por edad, los hombres de 35 a 54 años presentaron mayor aumento que el resto de las edades, mientras que el rango de edad es mayor entre las mujeres, ya que las que están entre 30 a 59, presentaron un aumento en el tiempo promedio dedicado. El tiempo máximo entre mujeres y hombres ocurre entre 25 a 39 años, pero con una gran brecha, las mujeres con 43 horas semanales y los hombres con 15 horas.

 

En una encuesta realizada por el IDESPO y la Escuela de Economía de la UNA entre 608 personas en noviembre del 2020, se preguntó si durante la pandemia de COVID-19 el tiempo dedicado a las tareas del hogar había aumentado, se mantenía igual o había disminuido. Prácticamente la mitad de las mujeres contestó que había aumentado, mientras que entre los hombres solamente el 36 %, también el 70 % de las mujeres dijo que el tiempo dedicado a limpiar y desinfectar había aumentado, en comparación con el 59 % de los hombres.

 

Si se considera a las personas de 18 años y más que tienen los dos trabajos: para el mercado y trabajo de cuidado no remunerado (la doble presencia), el comportamiento es el mismo, es decir, las mujeres dedicaron más del doble que los hombres al trabajo de cuidado no remunerado. Sin embargo, tanto hombres como mujeres aumentaron dos horas en 2020. Por otra parte, por grupos de edad, son los hombres de 18 a 39 años los que presentaron un mayor aumento en el número de horas invertidas en trabajo de cuidado no remunerado comparado con el 2019 (Figura 2). Por su parte, las mujeres aumentaron el tiempo invertido en todas las edades, sobre todo de 18 a 24 años.

 

Figura 2. Costa Rica: Población con trabajo para el mercado y trabajo de cuidado no remunerado según sexo y grupos de edad, 2019-2021

 

Fuente: Elaboración propia a partir de las bases de Encuesta Nacional Hogares 2019-2021.

 

 

La carga global de trabajo (que incluye el tiempo dedicado para trabajo para el mercado y el de cuidado no remunerado) ha mostrado que las mujeres tienen una carga mayor que la de los hombres[19]; los datos de la ENAHO muestran también esta situación, en 2019 las mujeres tenían una carga mayor a la de los hombres de 6 horas adicionales, que aumentó a 8 horas en el 2020. Por edad, para el 2020, las mujeres de 25 a 39 años tuvieron una carga global de trabajo 10 horas superiores a la de los hombres (Tabla 3).

 

Tabla 3. Costa Rica: Carga global de trabajo[20] de las personas de 18 años y más por sexo y grupos de edad

 

Grupos de edad

2019

2020

2021

Hombres

Mujeres

Hombres

Mujeres

Hombres

Mujeres

18-24 años

49,16

57,18

51,08

57,53

50,80

57,42

25-39 años

58,46

66,90

54,16

64,05

57,75

66,33

40-59 años

56,52

59,30

51,61

58,65

56,21

60,08

60 y más

47,72

52,08

45,00

52,64

53,58

55,64

Total

55,66

61,69

51,83

60,31

56,02

61,90

 

Fuente: Elaboración propia a partir de las bases de datos Encuesta Nacional de Hogares 2019-2021.

 

Sin embargo, al comparar el 2019 con el 2020, tanto para mujeres como para los hombres, la carga global disminuyó; en el caso de los hombres, en un 7 %, y la de las mujeres, en un 2 %.  Estudiando sus componentes, para el caso del trabajo para el mercado, el tiempo promedio efectivo disminuyó 11 % en los hombres y en un 10 % para las mujeres. Según datos del Observatorio Económico y Social (OES) de la Escuela de Economía de la UNA, entre el I trimestre del 2020 y el I trimestre 2021, se perdieron 215 821 empleos y 71975 personas salieron del Mercado de Trabajo, la mayoría de ellas mujeres (60 %).

 

Para la ENAHO 2021, se preguntó a las personas ocupadas si había realizado teletrabajo, el 11 % de los hombres y un 18 % de las mujeres contestaron que sí, la edad promedio de estas personas fue de 38 años, no hay diferencias entre mujeres y hombres. A continuación, se presentan las horas efectivas trabajadas para el mercado y a cuidados no remunerado, obsérvese que en general las mujeres trabajaron más horas que los hombres, si se consideran los dos tipos de trabajo, las mujeres alrededor de 61 horas, mientras que los hombres 58 horas semanales (Tabla 4).

 

Tabla 4. Costa Rica: Horas efectivas trabajadas para el mercado y a cuidados no remunerado

por sexo, 2021

 

Sexo

Horas totales efectivas trabajadas para el mercado

Horas dedicadas a trabajo de cuidado no remunerado

Hombres

44,14

14,26

Mujeres

38,48

22,85

Total

41,22

18,97

 

Fuente: Elaboración propia a partir de la ENAHO 2021.

 

 

Al aplicar el método de las tasas ponderadas según se explicó, se observa claramente un aumento de la participación de los hombres en prácticamente todos los grupos de edad en el 2020 en comparación con el 2019, con excepción de los hombres de 65 años y más. Igual sucede con las mujeres, en el 2020 las tasas de participación aumentaron, con excepción de las mujeres de 75 años y más (Figura 3).

 

Figura 3. Costa Rica: Tasas de participación ponderadas en trabajo de cuidados no remunerado por sexo y grupos de edad, 2019-2021

Fuente: Elaboración propia a partir de las bases de Encuesta Nacional Hogares 2019-2021.

 

 

Mujeres amas de casa

 

Los datos de la ENAHO muestran que del total de mujeres que se encuentra fuera de la fuerza de trabajo, alrededor del 47 % no busca empleo porque tiene obligaciones familiares como atender casa, niños u otras personas, porcentaje entre los hombres en la misma condición no alcanza el 4 %. Este grupo de mujeres han sido poco estudiadas e invisibilizadas por las estadísticas, además son un grupo en el cual descansa el bienestar y reproducción de la vida humana. Las amas de casa se definieron como las mujeres de 18 años y más que no pueden incorporarse al mercado laboral por razones familiares y que ocupan una posición de jefatura o son conyugues en sus hogares[21].

 

El trabajo de cuidado no remunerado tiene largas jornadas semanales; en el caso de las mujeres menores de 50 años, estas tienen jornadas muy por encima de las establecidas dentro del mercado laboral, ya que reportaron 56 horas semanales como jornada en 2019, 53 horas en 2020 y 54 horas en 2021. Las mujeres menores de 30 años trabajan muchas más horas que las mujeres de los otros grupos de edad y tienen tasas ponderadas superiores al 98 %. Las mujeres de 50 años y más son las que tienen tasas ponderadas de participación menores al resto de las mujeres, y también son las que tienen los tiempos de dedicación menores (Tabla 5).


 

Tabla 5. Costa Rica: Tasas ponderadas y tiempo de dedicación a trabajo de cuidado de mujeres amas según grupos de edad, 2019-2021

 

Grupos de edad

2019

2020

2021

Tasa ponderada

Horas semanales

Tasa ponderada

Horas semanales

Tasa ponderada

Horas semanales

Menos de 30

97,8

72,7

98,5

67,1

96,9

65,6

30 a 49 años

97,4

58,7

97,6

58,3

96,1

58,5

50 y más

94,5

47,9

92,9

44,4

91,8

45,0

Total

96,2

56,1

95,6

53,2

94,3

53,6

Fuente: Elaboración propia a partir de las bases de datos Encuesta Nacional de Hogares 2019-2021.

 

 

En general, se observa una disminución de las jornadas de las amas de casa en 2020 y en 2021, en comparación con el 2019, que podría explicarse por el aumento en el número de horas de los hombres y de otras mujeres del hogar, que estuvieron en sus casas como consecuencia del confinamiento; por ejemplo, el número de horas de los hijos varones aumentó en un 34 % en 2020, en comparación con el 2019, y el de las hijas en un 20 %. Lo anterior se reafirma cuando en la encuesta realizada en noviembre del 2020 por el IDESPO y la Escuela de Economía de la UNA, en donde las mujeres que se declararon amas casa, el 58 %, dijo que el tiempo dedicado a tareas del hogar se mantuvo igual durante la pandemia. Sin embargo, cuando se le preguntó específicamente por el tiempo para limpiar y desinfectar, dos de cada tres dijo que este tiempo había aumentado, así como el tiempo de cuido de personas menores de edad y el tiempo de hacer tareas escolares.

 

Personas jefas o conyugues con empleo

 

Para las personas en esta condición, se presenta el mismo patrón, es decir, una gran brecha entre mujeres y hombres, que no se modificó por la pandemia; aunque sí se observa un aumento en la participación de mujeres y hombres para el 2020, en todos los grupos de edad. Los hombres tuvieron un aumento de un 18 %, en comparación con las mujeres, que tuvieron un aumento del 6,5 %. Entre los hombres, el mayor aumento lo tuvieron los hombres de 35 a 39 años, seguido de los de 60 a 64 y los de 20 a 24 años (Figura 4).

 

 

Figura 4. Costa Rica: Tasas ponderadas de participación en trabajo de cuidado no remunerado de las jefaturas o conyugues de 20 años y más con empleo por sexo y grupos de edad, 2019-2021

 

Fuente: Elaboración propia a partir de las bases de Encuesta Nacional Hogares 2019-2021.

 

 

Trabajo de cuidados no remunerado a nivel de hogar

 

El análisis se realizó sumando, para cada hogar, el tiempo dedicado a trabajo de cuidado no remunerado de las mujeres y hombres integrantes, posteriormente ese total de horas se dividió entre el número de mujeres o de hombres y se calculó el indicador tiempo per cápita para hombres y para mujeres. En la Tabla 6 se presentan los resultados, en general se reafirma las brechas de género entre mujeres y hombres, el tiempo que dedican las mujeres del hogar a trabajo de cuidado no remunerado es alrededor de cuatro veces mayor que para los hombres en 2020, esta relación fue de 3,74, ligeramente menor que en 2019 (que fue de 4,16). En general, también se observa el aumento de dos horas entre las mujeres, 2019 y 2020, y el aumento del tiempo de los hombres de una hora y media.


 

Tabla 6. Costa Rica: Tiempos dedicados al trabajo de cuidado no remunerado per cápita por hogar de hombres y mujeres según tipo de hogar, 2019-2021

 

Horas semanales dedicadas a trabajo de cuidado no remunerados

2019

2020

2021

Trabajo doméstico per cápita de mujeres

29,31

31,11

28,63

Trabajo doméstico per cápita de hombres

7,04

8,31

7,77

Hogares con presencia de menores de cinco años

 

 

 

Tiempo per cápita de hombres del hogar

10,72

13,39

10,57

Tiempo per cápita de mujeres del hogar

52,16

54,34

51,25

Hogares con presencia de menores de seis a 12 años

 

 

 

Tiempo per cápita de hombres del hogar

8,54

10,46

8,93

Tiempo per cápita de mujeres del hogar

43,40

45,65

42,16

Hogares con presencia de menores de 13 a 17 años

 

 

 

Tiempo per cápita de hombres del hogar

6,00

7,52

6,74

Tiempo per cápita de mujeres del hogar

30,11

32,47

30,09

Fuente: Elaboración propia a partir de las bases de datos Encuesta Nacional de Hogares 2019-2021.

 

 

El tiempo invertido en trabajo de cuidado se incrementa con la presencia de menores de cinco años[22]; para los tres años estudiados, las mujeres dedicaron prácticamente el doble de tiempo. En el 2019, por cada hora invertida por los hombres del hogar, las mujeres invirtieron cinco, esta proporción disminuyó a cuatro en 2020, pero volvió a cinco en 2021. Para el caso de los hombres, en 2020 el tiempo promedio per cápita aumentó en alrededor de tres horas, respecto del 2019, pero volvió al valor del 2019 en el año 2021.

 

Para el caso de hogares con presencia de menores en edad escolar (entre seis y doce años), el tiempo per cápita, tanto para hombres como para mujeres, es menor que en los hogares con presencia de menores de cinco años, la brecha de género continúa siendo significativa, ya que por cada hora de los hombres, las mujeres dedican cinco en 2019, que disminuyó a cuatro en 2020. El confinamiento obligó a los niños y niñas a continuar sus estudios en los hogares, lo cual provocó un aumento en el tiempo dedicado a apoyar tareas escolares, según la encuesta realizada por el IDESPO y la Escuela de Economía de la UNA, el 74 % de las mujeres dijo que el tiempo dedicado a la realización de tareas escolares con personas menores de edad había aumentado, en comparación el 55 % de los hombres.

 

Finalmente, en hogares con presencia de personas entre 13 y 17 años, la brecha de género en el tiempo invertido a trabajo de cuidado no remunerado también es significativo, en 2019 el tiempo per cápita de las mujeres es cinco veces mayor que el de los hombres; sin embargo, entre el 2020 y 2021, se redujo a cuatro. Es interesante observar que, en comparación con todos los hogares, en este tipo de hogar el tiempo per cápita de los hombres es menor. «Esto confirma el papel con el que contribuye este grupo de edad, sobre todo cuando se trata de niñas, conclusión que apunta a una transmisión de generación a generación de los roles de género tradicionales»[23].


 

Conclusión

 

La pandemia por COVID-19 evidenció, una vez más, la importancia de los cuidados para el sostenimiento de la vida; también visibilizó la sobrecarga que tienen las mujeres en el trabajo de cuidado y su injusta distribución que este tiene dentro de las familias. Todas las personas necesitan de cuidados y este tiene múltiples dimensiones, incluye no solo la producción de bienes y servicios para mantener el bienestar físico o material (alimentación, salud, ambiente sano), sino la dimensión económica, la psicológica y la afectiva[24]. Dado su papel central para el bienestar de las personas y por lo tanto en el bienestar de las sociedades, este no debe recaer solo en las familias, sino el Estado, el mercado y la comunidad que deben ser corresponsables, lo que Razavi denominó el diamante de los cuidados[25].

 

Bajo esta perspectiva teórica, el diamante de los cuidados coloca a estos actores como responsables del cuidado de las personas, cada uno con sus especificidades, niveles y funciones. Sin embargo, se ha considerado el cuidado como un asunto privado y responsable de él, a las familias y específicamente a las mujeres. Las políticas sociales no han permeado esta realidad y continúan dentro de un modelo familiarista, que impone a las mujeres el trabajo de cuidado. En un estudio realizado por OIT-UNICEF-PNUD-CIPPEC en 2018[26], se señala que: «Los cambios en la realidad social y demográfica no han permeado aún el contenido de la política social que sigue anclada en estructuras y arreglos familiares que hoy resultan inviables» y no se ha logrado instalar aún en la agenda pública la importancia estratégica que tiene un sistema de cuidados para la resolución de conjunto de problemas estructurales.

 

Es imprescindible, por lo tanto, que las sociedades pongan en el centro de su desarrollo el cuidado y la sostenibilidad de la vida y del planeta «que garantice los derechos de las personas que necesitan cuidados, así como los derechos de las personas que los proveen, que considere el autocuidado y el intercuidado»[27].

 

Contar con información estadística de calidad que permita visibilizar y valorizar el trabajo de cuidado resulta de gran relevancia, sobre todo porque pone en evidencia las desigualdades y brechas de género. Las investigaciones cuantitativas sobre el trabajo de cuidado, como el descrito en el presente documento, contribuyen significativamente en el diseño, seguimiento y evaluación de políticas públicas, ya que muestran las brechas de género y la sobrecarga del trabajo de cuidado en las mujeres.

 

La presente investigación estudió el impacto del trabajo de cuidado en los años del confinamiento por COVID-19 a partir de la información proveniente de las encuestas de hogares de los 2020 y 2021, se mostró que las brechas de género en relación con el trabajo de cuidado no remunerado prácticamente se mantuvieron. En 2019, por cada hora que dedicaron los hombres al trabajo de cuidados, las mujeres dedicaron 2,71 horas, para 2020 y 2021 esta relación varió levemente a 2,56 y 2,44 respectivamente. Por lo tanto, el confinamiento no cambió los patrones de género, pues se mantuvieron las brechas.

Sin embargo, sin modificaciones de los patrones de género, sí se presentaron incrementos tanto en la participación como en los tiempos dedicados al trabajo de cuidado no remunerado. Al analizar las tasas ponderadas (que toman en cuenta la participación y el tiempo), se encontró que tanto mujeres (menores de 75 años) como hombres (menores de 65 años) aumentaron en todas las edades en 2020 y 2021 sobre todo en edades menores a los 45 años, en comparación con el 2019.

 

Con respecto a los tiempos invertidos, son las personas entre 25 a 39 años las que le dedicaron mayor tiempo en 2020, las mujeres 43 horas semanales y los hombres 15 horas, prácticamente las mujeres dedicaron el triple de tiempo.

 

Para las personas que realizaron los dos trabajos para el mercado y el de cuidado no remunerado, los hombres de 18 a 49 años fueron los que presentaron mayor aumento en el tiempo dedicado a trabajo de cuidado no remunerado, mientras que hubo aumento en las mujeres de todas las edades. La brecha en la carga global de trabajo aumentó en 2020 en 2 horas adicionales en 2020, la carga de los hombres fue de 52 horas semanales, mientras que para las mujeres de 60 horas semanales. Entre las personas ocupadas que realizaron teletrabajo en 2021, las mujeres le dedicaron 23 horas semanales al trabajo de cuidado no remunerado, mientras que los hombres solamente 14.

 

Entre las mujeres amas de casa menores de 50 años de edad (que solo realizaron trabajo de cuidado no remunerado), en general se observa largas jornadas de trabajo muy por encima de las jornadas en el mercado laboral para los tres años.

 

En el nivel de hogar, el tiempo per cápita de las mujeres dedicado al trabajo de cuidado no remunerado en hogares con presencia de menores de cinco años, fue cinco veces mayor que el tiempo de los hombres, 52 versus 11 de los hombres en 2019; por su parte, en el 2020, el tiempo de las mujeres aumentó en dos horas. La brecha de género a nivel de hogar se mantuvo para los años 2020 y 2021.

 

Las medidas tomadas para evitar la propagación del virus de COVID-19, así como las orientadas a amortiguar los impactos económicos y sociales, no tuvieron un efecto igual para mujeres y hombres, si bien los hombres aumentaron su participación en el trabajo de cuidado no remunerado, las mujeres lo hicieron en mayor cantidad y, como se comentó, los patrones generales de participación entre mujeres y hombres no cambiaron, es decir, la inequidad en el trabajo de cuidado no remunerado con una sobre representación de las mujeres. Los patrones culturales se encuentran tan arraigados que incluso ante la pandemia no se pudieron modificar ni de forma coyuntural.

 

 

 

Formato de citación según APA

Sandoval-Carvajal, I. (2023). El trabajo de cuidados no remunerado en época de pandemia, en Costa Rica. Revista Espiga, 22(46).

 

Formato de citación según Chicago-Deusto

Sandoval-Carvajal, Irma. «El trabajo de cuidados no remunerado en época de pandemia, en Costa Rica». Revista Espiga 22, n.º 46 (julio -  diciembre, 2023).


 

Referencias

 

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[1] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Los cuidados en América Latina y el Caribe: textos seleccionados 2007-2018 (Santiago: Naciones Unidas, 2018), 7.

[2] María Leonela Artavia-Jiménez y Fabiola Quirós Segura, Trabajo doméstico en Costa Rica, Tejido institucional para las labores de cuido (San José: Fundación Friedrich Ebert, 2020), 5.

[3] CEPAL, La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad. Informe especial COVID 19 (Santiago: Naciones Unidas, 2021), 1.

[4] Iliana Vaca-Trigo y Camila Baron, Descentrar el producto interno bruto (PIB): bienestar, cuidados y tiempo (Santiago: CEPAL, 2022).

[5] CEPAL, Los cuidados en América Latina…, 76-77.

[6] Cristina Carrasco, «El cuidado como eje vertebrador de una nueva economía», Cuadernos de Relaciones Laborales 31, n.º 1 (2013): 48.

[7] Irma Sandoval-Carvajal y Stephanie Cordero-Cordero, «Encuesta de percepción de las mujeres amas de casa acerca del trabajo doméstico no remunerado 2017 (EPAC-2017)», en Políticas públicas en defensa de la inclusión, la diversidad y el género, coord. por Raquel Guzmán Ordaz y María Concepción Gorjón Barranco, ed. por Nieves Sanz Mulas (Grupo de Investigación Reconocido GIR DIVERSITAS, Universidad de Salamanca, 2019) 453-476.

[8] Irma Sandoval-Carvajal y Stephanie Cordero-Cordero, «Opiniones y percepciones de las mujeres amas de casa sobre el trabajo de cuidados en Costa Rica 2017», Revista Estudios, n.º 45 (2022), 12, https://doi.org/10.15517/re.v0i45.53326

[9] Nathaly Llanes-Díaz y Edith Pacheco Gómez-Muñoz, «Maternidad y trabajo no remunerado en el contexto del COVID-19», Revista Mexicana de Sociología, n.º especial (2021): 62, http://mexicanadesociologia.unam.mx/index.php/v83ne/461-v83nea3

[10] Ibíd., 13.

[11] María Nieves Rico-Ibánez, «Crisis del cuidado y políticas públicas: el momento es ahora», en Las familias latinoamericanas interrogadas. Hacia la articulación del diagnóstico, la legislación y las políticas, ed. por María Nieves Rico-Ibáñez y Carlos Maldonado Valera (Santiago: Naciones Unidas, 2011) 107-122. https://repositorio.cepal.org/handle/11362/6973

[12] Organización Internacional del Trabajo, El trabajo de cuidados y los trabajadores del cuidado para un futuro con trabajo decente (Ginebra: OIT, 2019), 1.

[13] María Ángeles Durán-Heras y Jesús Rogero, «La investigación sobre Uso del Tiempo», Cuadernos Metodológicos, n.º 44 (2010), https://digital.csic.es/handle/10261/100985;  Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, Guía de elaboración de estadísticas sobre el empleo del tiempo para medir el trabajo remunerado y no remunerado. (Santiago: Naciones Unidas, 2006).

[14] Durán y Rogero, La investigación…, 94.

[15] Mercedes Pedrero-Nieto, «Metodología cuantitativa para reforzar estudios cualitativos»,  En Investigación Feminista: Epistemología, Metodología y Representaciones Sociales, coordinado por Norma Blazquez Graf, Fátima Flores Palacios y Maribel Ríos Everardo, 239-270. México: UNAM, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades. https://clacso.org.ar/libreria-latinoamericana-cm/libro_detalle_resultado.php?id_libro=1307&campo=cm&texto=175

[16] Sandoval-Carvajal y Cordero-Cordero, «Encuesta de percepción…

[17] IDESPO y Escuela de Economía, Encuesta Percepciones de la población costarricense e implicaciones de la pandemia COVID-19 en diferentes aspectos socioeconómicos y ambientales (Heredia, Universidad Nacional, 2020).

[18] Irma Sandoval-Carvajal, «El trabajo invisible…

[19] CEPAL, La sociedad del cuidado: horizonte para una recuperación sostenible con igualdad de género (LC/CRM.15/3) (Santiago: Naciones Unidas, 2022), 76-77, https://www.cepal.org/es/publicaciones/48363-la-sociedad-cuidado-horizonte-recuperacion-sostenible-igualdad-genero

[20] Carga global de trabajo es la suma de trabajo para el mercado y el trabajo de cuidado no remunerado.

[21] Definir a mujeres jefas o conyugues, se basó en una encuesta de opinión que se realizó entre mujeres que se consideraban amas de casa y en donde el 93 % resultaron ser jefas o conyugues en sus hogares.

[22] OIT, El trabajo de cuidados…, 7 .

[23] Ibíd., 63.

[24] Karina Batthyany Dighiero, «Perspectivas actuales y desafíos del Sistema de Cuidados en Uruguay», En Las  fronteras  del  Cuidado, agenda, derechos e infraestructura, Laura Pautassi y Carla Zibecchi (coord.), Buenos Aires: Ed. Biblos, 2013.

[25] Shahra Razavi, «The Political and Social Economy of Care in a Development Context, conceptual issues, research questions and policy options» (Gender and Development Program Paper Number 3, Geneva, UNRISD 2007), https://cdn.unrisd.org/assets/library/papers/pdf-files/razavi-paper.pdf

[26] OIT-UNICEF-PNUD-CIPPEC, Las políticas de cuidado en Argentina: avances y desafíos, 2018, 137.

[27] CEPAL, La sociedad…, 30.