El visionario que abrió las puertas al turismo basado en la naturaleza en Costa Rica
The Visionary who Opened the Doors to Nature-Based Tourism in Costa Rica
Marco Vinicio García León1
DOI: 10.22458/rb.v33iEspecial.4386
Recibido- Received: 16/08/2022 / Corregido- Revised: 22/08/2022 / Aceptado- Accepted: 08/09/2022
Numerosas personas, dentro y fuera de Costa Rica, se refieren al Dr. Mario Boza, y con gran razón, como “el padre de los parques nacionales”, contexto en el que se le considera como alguien dedicado por completo a la conservación de la naturaleza, todo lo cual está muy bien a no ser por aquellos que piensan que fue uno más de esos “conservacionistas a ultranza” que confunden la conservación con “no tocar”. Nada más lejos de la verdad, pues él estaba plenamente convencido de que, para tener éxito y futuro, la protección de la naturaleza debía demostrar que, en vez de significar una carga para el Estado, la misma derivaría en un uso racional y productivo de los recursos naturales, no solo mediante la oferta constante de los servicios ambientales fundamentales para la vida como el oxígeno, el agua y los miles de productos que obtenemos de las plantas y de los animales, sino también de su uso responsable para el esparcimiento y la recreación, tanto de nacionales como de extranjeros.
Palabras clave: áreas protegidas; conservación de la naturaleza; turismo; turismo basado en la naturaleza; publicidad turística; promoción turística.
Numerous people, inside and outside Costa Rica, refer to Dr. Mario Boza, and justifiably so, as “the national parks’ father”, a context in which he is considered to be someone fully dedicated to nature conservation. This is all very good, except for those who think he was one of those “conservationists at all costs” who confuse conservation with “hands off”. Nothing could be further from the truth. He was fully convinced that, in order to succeed and have a future, nature protection had to prove that, instead of being a burden on the State it could lead to a rational and productive use of natural resources; not only through the constant supply of environmental services fundamental to life such as oxygen, water and the thousands of products we get from plants and animals, but also through its responsible use for amusement and recreation, both for nationals and foreigners.
Keywords: protected areas; nature conservation; tourism; nature-based tourism; tourist advertising; tourism promotion.
Figura 1
Mario Boza Loríai
Nota. El Parque Nacional Volcán Poás tuvo un gran significado para Mario, ya que fue donde realizó, en 1968, su tesis de maestría, mediante la cual elaboró el primer plan de manejo formal para un área silvestre protegida en el país. Montaje de Marco Vinicio García León.
En honor a la verdad
Mario Boza es ese tipo de seres humanos, lamentablemente escasos, para quienes el calificativo de patriotas fue creado: un indiscutible amante de su patria y un profesional intachable con una disimulada bondad que muy pocos logramos conocer, ya que le gustaba ayudar “de a callado” sin hacer la típica alaraca que caracteriza a los pretenciosos. A pesar de sus innumerables logros, siempre fue humilde y ni los múltiples premios nacionales e internacionales se le “subieron a la cabeza”. La mayor parte del tiempo se desplazaba a pie o en bus, era un incansable viajero, amante de la buena comida, el vino y los buenos chocolates. ¡Ah!… y le fascinaban los chistes, al grado de que siempre andaba con él una libretita de bolsillo, no sólo como práctica agenda y para colectar información de su interés, sino también para anotar cuánto chiste le agradaba, y así poder luego repetirlo sin perder detalle. ¡Hasta en esto fue muy meticuloso!
Uno de los grandes regalos que me ha dado la vida fue el haber tenido la oportunidad de trabajar con Mario, a quien, de manera muy especial, debo mucho de lo que hoy soy como profesional. Admirado por muchos, criticado e incluso odiado por otros, él fue una excelente persona cuya profunda y sensible calidad humana fue conocida tan sólo por algunos de aquellos que tuvimos el honor de ser considerados entre sus amigos.
Durante mis años como asesor forestal del Programa de Educación Ambiental de la UNED, tuve la gran satisfacción de realizar con Mario una gran cantidad de giras a los más bellos rincones del país, incluida, por supuesto, nuestra misteriosa joya de altamar, la Isla del Coco. Colateralmente, disfruté el haber tenido la oportunidad de apoyarlo con la colecta de datos para muchas ediciones de su clásico Parques Nacionales de Costa Rica. Todo lo cual me permite afirmar, sin la menor duda, que él era un “enamorado de la naturaleza” y así lo demostró con su obra intelectual y con las múltiples luchas que inició y afrontó con el fin primordial de proteger lo mejor de nuestra biodiversidad, influenciado, sin duda, por las obras de naturalistas como John Muir (citado por Araujo, 2021). y Henry Thoreau (citado en Casado, 2004), cuyas sendas frases transcribo: “Ven a los bosques porque aquí hay descanso. No hay reposo como el de los bosques verdes y profundos” y “[…] Este curioso mundo en el que habitamos es más maravilloso que conveniente, más hermoso que útil, es más para ser admirado que para ser utilizado” (en el orden citado); pensamientos que fueron parte de los detonantes que despertaron en él esa pasión por amar y proteger la naturaleza de nuestro país.
Figura 2
M.Sc. Álvaro Ugalde V.
Nota. Fotografía de archivo.
Mario tuvo un gran compañero en muchas de las acciones que concibió y emprendió para proteger lo mejor de la naturaleza de nuestro país; su aliado incondicional fue Álvaro Ugalde V., biólogo de formación y especializado en áreas silvestres protegidas, a quien, con su típico “olfato”, supo identificar como potencial “camarada”. Lo ayudó, similar a lo que hizo el Dr. K. Miller con él, facilitándole, aun siendo estudiante, el ir a Estados Unidos a llevar un curso similar al que él había asistido, esta vez en el Grand Canyon National Park. De vuelta al país, Álvaro regresó igualmente muy incentivado y Mario le asignó la tarea de hacerse cargo de la administración del recién creado Parque Nacional Santa Rosa (Aguilar, 2015 y Boza, 2016).
Poco después de la muerte de Mario, Rueda (2021, s.p.) le rinde homenaje mediante su artículo “En honor del amigo y defensor de la naturaleza Mario Boza Loría”, haciendo una hermosa y merecida analogía entre las cualidades de Mario y las del árbol de roble, de la cual me permito rescatar el siguiente párrafo por lo atinado de las similitudes que usa el autor:
Ante las tormentas y los vientos impetuosos, enérgicos y veloces, el árbol de roble se puede inclinar sobre sus ramas hasta tocar suavemente el suelo, pero nunca se quiebran, nunca caen. Mario nos recuerda al roble, y a las grandes personas que transforman el mundo y le aportan esperanzas para un futuro promisorio.
Era un inquisidor nato, muy organizado y minucioso; quien haya tenido la fortuna de visitar su biblioteca personal, una de las más ricas y diversas en el país en temas relacionados con la naturaleza y su conservación, así lo habrá constatado. Hurgó miles de artículos y obras en busca de motivación e información que utilizó para autoformarse como conservacionista y para documentar sus artículos y libros, en especial su última gran obra titulada Historia de la conservación de la naturaleza en Costa Rica 1754 – 2012 para la cual realizó, por muchos años, uno de sus más grandes “periplos” de investigación por los cientos de documentos que se publicaron durante más de 250 años y en los cuales se hacía mención a nuestra rica biodiversidad y a las múltiples acciones que se realizaron para su estudio y protección.
Él disfrutaba plenamente lo que hacía y se puede decir, sin sobrar las palabras, que no mostraba cansancio y daba atención a sus labores conservacionistas aún durante los mismos fines de semana y hasta en las noches si así se requería, tiempo en el cual realizó mucho del trabajo que requirió para elaborar sus libros y artículos, momentos en los que se hacía motivar con lo mejor de la música clásica, en especial la quinta sinfonía de Beethoven a la cual él se refería, jocosamente, como la “hedionda de Beto’’.
Para el uso y disfrute del pueblo
Aunque bien se puede afirmar que el concepto de “uso recreativo” de las áreas silvestres existe desde los inicios mismos de la aparición de la especie humana en nuestro planeta, no es sino hasta el 1 de marzo de 1872 cuando se crea, mediante ley, el primer parque nacional en el mundo, que este se integró en la primera normativa sobre este tópico, tal y como se expone en el sitio web de Google Sites (2012, s.p.) sobre ecoturismo, al señalar:
[...] cuando se decretó -Yellowstone- el primer parque nacional del mundo - en 1872, se indicaba en sus estatutos que era un parque público para el uso y disfrute de las personas. Lo cual indicaba que estaba creado para que el visitante disfrutara del lugar, de su fauna y de su flora.
Numerosas personas, dentro y fuera de Costa Rica, se refieren al Dr. Mario Boza, y con gran razón, como “el padre de los parques nacionales”, contexto en el que se le considera como alguien dedicado por completo a la conservación de la naturaleza, lo cual está muy bien a no ser por quienes lo creen uno más de los “conservacionistas a ultranza” que confunden la conservación con “no tocar”. Nada más lejos de la verdad, pues él estaba plenamente convencido de que, para tener éxito y futuro, la protección de la naturaleza debía demostrar que, en vez de significar una carga para el Estado, tendría que derivar en un uso racional y productivo de los recursos naturales, no solo mediante la oferta constante de los servicios ambientales fundamentales para la vida como el oxígeno, el agua y los miles de productos obtenidos de las plantas y de los animales, sino también de su uso responsable para el esparcimiento y la recreación, tanto de nacionales como de extranjeros.
A pesar de que el claro concepto de “para el uso y disfrute del pueblo” haya sido una de las razones fundamentales para la creación de los parques nacionales, la cual condujo a que en el ámbito de la gestión de áreas silvestres protegidas se desarrollaran áreas de actuación como la del “uso público” y la muy ligada a ella la de la “interpretación ambiental”, en nuestro país, primero en el antiguo Servicio de Parques Nacionales y luego en el Sistema Nacional de Áreas de Conservación, con contadas excepciones, no ha habido una real predisposición para aceptar el uso recreativo de las áreas silvestres protegidas como algo normal e intrínseco a la conservación de la naturaleza. En este sentido, afortunadamente, Mario fue mucho más abierto, sensato y, sobre todo, visionario.
Hubo tres sucesos fundamentales en la “conversión” de Mario al conservacionismo, desde el inicio mismo de sus actuaciones en el campo de la protección de la naturaleza, allá por 1966, cuando empezaba sus estudios en la maestría de Dasonomía del antiguo Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (hoy Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza) bajo la tutela, entre otros, del nada menos archipopular especialista mundial en áreas protegidas, el Dr. Kenton Miller, quien no solo fue su profesor, sino también su director de tesis.
Figura 3
Dr. Kenton Miller
Nota. Fotografía de archivo.
Miller fue quien le trazó a Mario la ruta definitiva hacia la causa conservacionista; meta que, desde aquel entonces hasta sus últimos días, fue plena en retos, esfuerzos, éxitos y satisfacciones. Debido a ello, Mario destaca en la sección de agradecimientos de su tesis (Boza, 1968) Plan de Manejo y Desarrollo para el Parque Nacional Volcán Poás, Costa Rica la siguiente mención “[…] a mi profesor consejero, Dr. Kenton R. Miller, quien despertó en mí el interés por el manejo de las áreas silvestres y la conservación de la naturaleza, y me guio en todas las fases del estudio” (p. iii).
Figura 4
Paisajes de los Parques Nacionales Great Smoky Mountains (arriba) y Yellowstone (abajo) que contribuyeron a inspirar a Mario
Nota. Fotografías de archivo.
Aprovechando su estadía en el Great Smoky Mountains National Park (fig. 4) e impresionado por el desarrollo que notó en el manejo del uso público en esa área protegida, con el Dr. Miller como su compañero de viaje, Mario, en actitud visionaria, le preguntó: “¿Dr. Miller, usted cree que algo así pueda ser factible en mi país?”, a lo cual éste le respondió con un tajante: “Sí, Mario”. El viaje y la compañía fueron el incuestionable detonador que fijó su meta de regresar a su amada “Tiquicia” y le impulsó a luchar por proteger nuestra rica biodiversidad.
Tanto en esa área protegida como en su homólogo, el Yellowstone National Park (fig. 4), considerado como el primer parque nacional del mundo, aquel empeñoso estudiante josefino, con escasos 26 años, vivió en carne propia el indescriptible efecto de pleno goce visual y espiritual que causa el poder apreciar y estar en contacto con la naturaleza viva y prístina en áreas protegidas, experiencia que le marcó para siempre y le dio el entusiasmo y la razón suficiente para dedicarse de lleno al establecimiento y desarrollo de estas áreas en nuestro país.
Dos aspectos fundamentales y muy claros en su tesis (1968) ponían en evidencia la atención que Mario daba al uso público de las áreas protegidas. El primero fue la definición que utilizó, a saber:
Un parque nacional se puede definir como un área dedicada a la protección y perpetuación de la flora y la fauna de una región, y a la preservación de objetos de interés estético, geológico, prehistórico, histórico o arqueológico, para beneficio, provecho y disfrute del público en general. (p. 2)
El segundo aspecto fue el hecho de que era consciente de la necesidad de espacios naturales que tenía la sociedad costarricense para recrearse, tal y como se constata en el siguiente extracto de su tesis:
En el aspecto recreativo, la carestía de áreas silvestres accesibles para la recreación pública, se ha convertido en un problema social. En Costa Rica, como en todo el mundo, la gente busca hoy día más recreación al aire libre que nunca anteriormente. El vertiginoso crecimiento y congestionamiento de las ciudades del interior, y un mayor número de personas que abandonan los campos para trabajar en las nuevas fábricas, ha motivado la necesidad de un reencuentro del hombre con la naturaleza. Miles de personas, al abandonar las ciudades durante fines de semana, en busca de bienestar físico y mental al contacto con la naturaleza, enfrentan el problema de que la mayoría de las áreas silvestres son inaccesibles o de propiedad privada, y que las playas, balnearios y otras áreas recreativas tradicionales se encuentran atestadas, principalmente durante la estación seca. (p. 1)
Dado lo anterior, Mario determinó en su tesis (1968) que “[…] uno de los objetivos del área [Volcán Poás] es el suministro de recreación al mayor número de visitantes que permita el área” (p. 15).
Complementariamente, y a diferencia de muchos en aquel entonces, Mario ya visualizaba el enorme rol socioeconómico que las áreas silvestres representarían para el progreso de la nación costarricense.
El turismo merece citarse aparte como otro de los beneficios de los parques nacionales. Estas áreas atraen grandes cantidades de visitantes nacionales y extranjeros que, al gastar ingentes sumas de dinero, contribuyen a mejorar la distribución de ingresos del país y favorecen la balanza de pagos con el aumento de divisas extranjeras. (p. 2)
Más de cincuenta años después, tanto los habitantes de esta bella Nación y del mundo, en especial los empresarios turísticos y los turistas, tenemos una gran deuda con Mario: sus luchas y esfuerzos para proteger nuestra riqueza natural son la génesis de contar hoy con esa “materia prima”, principal motivación y sustento de la mayor parte de la oferta turística que, año tras año, seduce a millones de visitantes nacionales y allende las fronteras. Así, nuestra rica naturaleza se ha convertido desde hace años en la principal fuente de divisas del país, sobrepasando con creces a productos tradicionales como el banano y la piña. De esta manera, con hechos y no simples palabras, Mario logró enmudecer a la gran cantidad de críticos e incrédulos que cuestionaron sus titánicas luchas conservacionistas.
Por otra parte, con su tremenda capacidad de análisis, supo detectar falencias básicas, cuya existencia condicionaba negativamente el avance, por un lado, de la sensibilización ambiental de los ciudadanos; por otro, en la motivación a viajar a las áreas protegidas, tanto por parte de los nacionales como de los extranjeros. Cada vez que pudo, trató de subsanar esas realidades haciéndoles frente de manera certera y profesional. Así, ante la ausencia de programas de educación ambiental, fue uno de los principales artífices para establecer y dirigir la Escuela de Ciencias Ambientales en la UNA y, tiempo después, crear y desarrollar el Programa de Educación Ambiental en la UNED, siendo su primer director por muchos años y mediante el cual se lograron realizar programas, eventos y materiales, excelentes medios para sensibilizar ambientalmente a nuestra población y a quienes nos visitaban.
Todavía recuerdo que, muchos años después, aún le brillaban los ojos cuando, siendo él director y yo asesor forestal del Programa de Educación Ambiental de la UNED, me hacía participe de éstas y otras experiencias durante las múltiples giras que realizamos juntos a diversas áreas protegidas. Lo anterior, así como sus actuaciones de curioso, agudo e incansable inquisidor que buscaba aquí y allá todo aquello natural que extasiaba su mirada y hacía reaccionar su pensamiento, me permiten aseverar que Mario amaba la naturaleza como pocos. Y de ahí el ahínco que siempre mostró durante sus luchas en pro de su protección.
Impulsor del aprovechamiento turístico de nuestras áreas protegidas
Mario supo cabildear y posicionar la idea de la importancia de las áreas silvestres protegidas para el desarrollo turístico de nuestro país, al grado que, en una época de poca sensibilidad ambiental en el país y sobre todo en las entidades del Estado, logró contar con todo el apoyo por parte del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) para elaborar su tesis, tal y como se deduce de la siguiente mención que él hace en la sección de agradecimientos.
Merece muy especial agradecimiento el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), y en especial el Sr. Walter Hine, jefe de la Oficina de Promoción. Este Instituto financió totalmente los gastos de preparación y publicación de esta tesis y envió varias cartas de carácter oficial que ayudaron al autor a obtener la colaboración de varias agencias oficiales. (p. iii)
La envidia por el acúmulo de logros alcanzados como profesional, su actitud férrea e inquebrantable ante quienes le fallaban o atacaban sin sentido y su firme convicción sobre la protección de la naturaleza, fueron las principales razones para que no pocos le criticasen y le odiasen. Sin embargo, somos más quienes seguimos admirando por lo que, con plena actitud de visionario nato, luchó incansable e incesantemente, “proteger la naturaleza para las presentes y las futuras generaciones”, ¡tal y como él mismo lo decía!
Costa Rica plena y el mundo entero, le debemos al Dr. Boza el haber logrado promover y desarrollar, como ningún otro, que la idea de parques nacionales y de un Servicio Nacional de Parques Nacionales florecieran en medio del peor de los escenarios ambientales que ha tenido el país, ya que le tocó lidiar con los madereros, los ganaderos y los agricultores quienes, a finales de los sesenta e inicios de los setenta, eran los principales responsables de deforestar unas 60 000 hectáreas de nuestros bosques anualmente.
A pesar del escenario anterior, Mario no solo consiguió que se estableciera una amplia gama de áreas silvestres protegidas y el mismo Servicio de Parques Nacionales (hoy Sistema Nacional de Áreas de Conservación [SINAC]), sino también que se desarrollara una serie de entidades públicas y privadas que contribuyeran al enorme reto de gestionar debidamente las áreas y de lograr que la población costarricense fuera tomando mayor conciencia de la importancia y necesidad de todo ese loable emprendimiento. A raíz de ello, surgieron la Escuela de Ciencias Ambientales en la UNA y el Programa de Educación Ambiental en la UNED, así como la Fundación de Parques Nacionales y las Fundaciones Neotrópica y la de Educación Ambiental.
Si bien es cierto hay muchos costarricenses que tienen noción del crucial rol que jugó el Dr. Mario Boza como conservacionista y en la creación y el desarrollo de las áreas protegidas en nuestro país, también la mayoría de ellos y del resto de los ciudadanos costarricenses no lo relacionarían con el aprovechamiento turístico de dichos espacios naturales.
Mario Boza: indiscutible promotor individual del turismo basado en la naturaleza en Costa Rica
A no pocos, por desconocimiento e incluso envidia, les parecerá exagerado el subtítulo de este acápite. Sin embargo, sería mezquino que no se dimensionara ni reconociera el papel protagónico de Mario Boza en promover, de manera individual, el uso de Costa Rica como destino para los turistas amantes de la naturaleza. Eso no significa, ni por asomo, que otros actores, tanto nacionales como del exterior, hayan también contribuido en este sentido luego de que él hubiese sentado los “cimientos” para el movimiento que ha transformado el turismo, principalmente fundamentado en la naturaleza, en una de las principales fuentes de divisas para el país. Empresas turísticas pioneras y visionarias como Costa Rica Expeditions, Tikal y Horizontes, entre otras, supieron sacar ventaja de esta situación y rápidamente se entronaron entre las mejores del rubro en el país.
Colateral al impacto que le causó observar la impresionante dinámica turística en los parques nacionales de Estados Unidos que visitó en varias oportunidades y de todo lo que encerraba el concepto de “uso público” dentro de la administración y el manejo de las áreas protegidas, Mario también se asombró con las múltiples formas de generar materiales de información y souvenirs de los cuales, con la actitud previsora y la mente visionaria que le caracterizaba, colectó muchas muestras para tenerlas como ejemplos (fig. 5), con el objeto de producir cosas similares en su amada Tiquicia.
Figura 5
Ejemplos de materiales colectados por Mario con el fin de producir objetos similares en Costa Rica
Nota. Fotografías de archivo. Montaje de Marco Vinicio García León.
Para lograr lo anterior, en el momento que el apogeo generado por el ecoturismo daba pasos de gigante en el país, Mario contrató a Ricardo Zúñiga H., un joven biólogo graduado en la UNA con gran visión y habilidad para los negocios, quien primero dio forma al programa de publicaciones de la Fundación Neotrópica y posteriormente conformó, conjuntamente con Luis Blas Aritio, la editorial INCAFO, Costa Rica. La editorial tuvo un enorme éxito hasta que el advenimiento de la Internet, los smartphones con sus potentes cámaras de sencillo uso y las redes sociales desplazaron muchos de sus productos al facilitar a los turistas la obtención “gratis” de fotos y videos que se podían subir a la Web en tiempo real, para que amigos y familiares se informaran sobre sus viajes, provocando la evolución electrónica del fenómeno comunicacional del “boca a boca” o de “oreja a oreja” al de “celular a celular”.
Mario promocionó y facilitó el uso turístico de nuestra naturaleza mediante acciones directas contundentes, dentro de las cuales cabe destacar la creación, el desarrollo y el fortalecimiento, junto a su amigo y “mano derecha” Álvaro Ugalde Víquez, de un amplio y diverso sistema de Áreas Silvestres Protegidas que, desde hace años, han venido fungiendo como la principal “materia prima” para la “industria turística” y como la fuente de motivación más importante para la gran mayoría de quienes, año con año, eligen al país como el destino para sus viajes de vacaciones y descanso. De hecho, en distintos años se ha identificado que entre 60-80% de los turistas que llegan al país por motivos de vacaciones y ocio, lo han hecho motivados por la naturaleza o por la práctica de alguna de las actividades que se realizan en espacios naturales.
Otra forma directa de promocionar la naturaleza del país fue el excelente complemento de crear una línea editorial dedicada exclusivamente a la edición y publicación de una serie de productos impresos, los cuales, si bien es cierto no eran publicidad turística per se, sí fueron efectivos como tales, incluso algunos se convirtieron en excelentes facilitadores, como ocurrió con las diversas ediciones de la Guía de Parques Nacionales de Costa Rica y el Mapa Guía plegable con la misma temática que incluía una práctica tabla de distancias y la ubicación de cada área protegida en el territorio nacional (fig. 6).
Figura 6
Ejemplos de las Guías y Mapa Guía plegable publicados por la Editorial INCAFO, Costa Rica
Nota. Fotos de archivo. Montaje de Marco Vinicio García León.
Otros productos que tuvieron gran aceptación en el público nacional e internacional, fueron las once ediciones del libro descriptivo ilustrativo sobre parques nacionales de Costa Rica, así como una amplia gama de afiches basados en ilustraciones de grandes artistas como Javier Escobedo y Víctor Esquivel, y miles de tarjetas postales de exquisita calidad alusivas a estas áreas protegidas y a las bellezas naturales que en ellos se protege (fig. 7); sobre todo con fotos de Michael y Patricia Fodgen, dos renombrados biólogos y fotógrafos de la naturaleza ingleses, quienes se asentaron por muchos años en Monteverde.
Todos los productos se concibieron de antemano no solo como elementos de recordación, sino como instrumentos de promoción cuando, una vez retornados en sus respectivos países, los turistas se los mostraban a sus amigos y familiares, estimulando de esta manera que más personas quisieran venir al país, a través de ese infalible fenómeno promocional del “boca a boca”.
Figura 7
Ejemplos de afiches y tarjetas postales publicadas por la Editorial INCAFO, Costa Rica
Nota. Fotos de archivo. Montaje de Marco Vinicio García León.
La primera edición del libro de Parques Nacionales de Costa Rica fue publicada por la empresa INCAFO de España y patrocinada por el Instituto Costarricense de Turismo, consciente de la importancia de esta obra para promover las bellezas naturales que se protegen en nuestro sistema de áreas silvestres protegidas. El formato seguido fue el tradicional y en ediciones en español e inglés por separado, tal y como se puede apreciar en las imágenes de la figura 8.
Figura 8
Ejemplos de la primera edición, tanto en español como en inglés, producidas por la matriz INCAFO, España
Nota. Fotografía de Marco Vinicio García León.
Con esta primera edición, a Mario se le adjudicó el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en 1978, un justo reconocimiento a su gran y constructiva obra sobre nuestras áreas protegidas.
Posteriormente, y con el objeto de hacerlos más atractivos, las ediciones siguientes del libro de Parques Nacionales de Costa Rica se basaron en la modalidad editorial conocida como “coffee table book” (libro de mesa auxiliar o de café) el cual consiste, según definición de Wikipedia (2022, s.p.).
En libros de gran formato […] impresos en papel de calidad […] y tapa dura con un cuidadoso diseño y una exquisita edición con abundantes ilustraciones que tienen… gran auge comercial como artículos de regalo y se ha convertido en complemento decorativo de los hogares, ya que por su atractiva presentación se exhiben en salones y despachos, sobre mesas, en lugar de guardarse en estanterías... Son objetos culturales pensados, tanto en tema como en diseño, para interesar a un público amplio y ser dispuestos en mesas como entretenimiento para las visitas y como elemento decorativo. Sus temas más habituales son: artistas plásticos, danza, patrimonio arquitectónico e histórico, diseño y fotografía, artesanías, vinos y atractivos turísticos. (figs. 9 y 10)
Figura 9
Ejemplos de varias de las ediciones del libro de Parques Nacionales, tipo “Coffee table book”, que publicó la Editorial INCAFO, Costa Rica
Nota. Fotos de archivo. Montaje de Marco Vinicio García León.
Mario elaboró las ediciones citadas en solitario y se publicaron de manera bilingüe con textos bien condensados en los que se describía lo más relevante de cada área protegida y acompañada de las excelentes fotografías tomadas mayormente por fotógrafos españoles profesionales que trabajaban para INCAFO, España. Tuve la oportunidad de acompañar a algunos de ellos en sus recorridos por aire, mar y tierra en busca de objetivos por ser captados, con el fin de conformar uno de los bancos fotográficos más completos sobre la flora, la fauna y el paisaje de nuestras áreas protegidas, y del cual se aprovecharon las imágenes para ilustrar la mayoría de los materiales producidos por INCAFO, Costa Rica (fig.10).
Figura 10
Ejemplos de algunas de las fotografías utilizadas en las ediciones del libro de parques nacionales, tipo “coffee table book”, publicadas por la Editorial INCAFO, Costa Rica
Nota. Fotos de archivo Montaje de Marco Vinicio García León.
Un adagio digno de destacar, en la presente ocasión, es… “una imagen vale más que mil palabras”, elocuente y atinada frase que tiene mucho sentido cuando la aplicamos en las áreas de promoción, publicidad y mercadeo, y con la cual coinciden las hermosas fotografías que se usaron en las diversas ediciones del libro sobre parques nacionales de Costa Rica escrito por Mario.
Como bien lo aseveró en alguna oportunidad el mismo Luis Blas Aritio (Comunicación personal con Ricardo Zúñiga Herrera. Barva de Heredia, Costa Rica, 2022), dueño de la empresa matriz INCAFO -España y su subsidiaria INCAFO - Costa Rica, ambas responsables de la línea editorial que produjo los materiales antes citados, para lo cual tuvo un rol crucial las diversas gestiones hechas por Mario. Nadie ha hecho tanta publicidad de las áreas naturales de Costa Rica como lo ha logrado Mario Boza, con la publicación de los miles de libros de parques nacionales de Costa Rica distribuidos por todo el mundo. Lo anterior ocurrió prácticamente con la mayoría de los múltiples materiales publicados, de los cuales sólo se han mencionado algunos.
La Naturaleza como uno de los principales bastiones del desarrollo económico de Costa Rica
Para Mario, la idea de “conservar por conservar” no tenía ni sentido y mucho menos futuro en el contexto antrópico en el que las cosas, incluido el pensamiento, se han monetizado al extremo de considerarse que lo que no representa un valor en moneda contante y sonante, no tiene mayor importancia dentro del marco socioeconómico que caracteriza a la mayor parte de las “sociedades civilizadas” del mundo. Por lo tanto, siempre tuvo muy claro que la conservación de la naturaleza tendría que convertirse en un buen negocio para el país.
Tal y como bien lo señaló Núñez (2020), una buena parte de la población costarricense, en especial la de los sectores productivos, ha estimado como un gasto innecesario la creación y protección de áreas silvestres como los parques nacionales y las reservas equivalentes. En este sentido, un clásico ejemplo es el que Mario Boza expuso a Ignacio Santos durante una entrevista (Santos, 2018) cuando le contó que el exministro de agricultura, Fernando Batalla E., le dijo de manera sarcástica: “Mario, ¿para qué quieres conservar pajaritos en tus parques nacionales si esos territorios se pueden desarrollar para contribuir al progreso del país?”.
Colateralmente, para el 2020, Marenco señaló en su artículo “Ideas de Negocios Rentables en Costa Rica” que “[…] el turismo ambiental y sostenible era […] otro de los mejores negocios rentables en Costa Rica”. (s.p.); mientras en otro artículo “El rentable negocio de Costa Rica por cuidar el medio ambiente”, Gómez (2022) menciona que el país “[…] parece haber encontrado un camino para rentabilizar la conservación del medio ambiente” (s.p.), e indica que Andrea Meza (en Gómez, 2022), en su rol de Ministra de Ambiente y Energía durante la gestión Alvarado, señaló que en el país “[…] entendemos que la naturaleza es un patrimonio, es un activo […] que genera múltiples beneficios” (s.p.). A ello, según el mismo Gómez (2022), la Arq. Claudia Dobles, ex- primera dama de la República, agregó “[…] nuestros parques naturales son probablemente uno de los mayores recursos que tenemos a nivel de atracción turística”, por ende, “[…] uno de los generadores más grandes, no solamente a nivel de creación de oportunidades de empleo, sino también de PIB”.
A pesar de las negativas actitudes de los múltiples detractores que encontró Mario en los comienzos de sus actividades conservacionistas, su visión, su empeño y sus convicciones le permitieron sobreponerse y lograr que toda Costa Rica sacara provecho de su rica naturaleza, en especial de su envidiable biodiversidad, sobre todo mediante su aprovechamiento como atractivo al ser una de las principales motivaciones para que la gente del exterior nos visite y para que, como lo auguró en su tesis, los costarricenses tuviéramos donde ir a recrearnos y extasiarnos con las bellezas de nuestra querida “Tiquicia”.
El turismo en la actualidad es el principal productor de la económica de Costa Rica y el que más rápido [ha] aportado impulso económico, este es el principal ingreso de divisas al país. Aporta más incrementos de dinero que las exportaciones de productos agrícolas. (adriw.com, s.f.)
Y es que lugares que otrora fueron pueblitos rurales, hoy gozan de economías pujantes debido, en particular, al desarrollo turístico que lograron forjar a partir de las bellezas y curiosidades naturales con que cuentan en sus respectivos territorios. Así tenemos un Monteverde con su bosque nuboso y el quetzal, a la Fortuna con su volcán Arenal y su lago de homónima denominación, a Tamarindo con sus playas y las tortugas baula de Playa Grande, a un Manuel Antonio con su parque nacional y sus prístinas playas, a Varablanca y Poasito con su volcán Poás y sus majestuosos paisajes, a un Sarapiquí con su archifamosa Estación Biológica La Selva y su Bosque Lluvioso, a un Tortuguero con sus tortugas verdes y los bosques lluviosos y pantanosos similares a los de la amazonía, a Cahuita con su arrecife coralino y su cultura caribeña, a Sierpe, Puerto Jiménez y Drake con su maravillosa península de Osa y su majestuoso Parque Nacional Corcovado; en fin, una larga lista de lugares que hoy basan sus respectivos desarrollos socioeconómicos en las áreas silvestres que protegen sus bellezas naturales.
Todo ello ocurrió, primero, porque hubo un visionario al cual posteriormente siguieron otros que, como Mario, se impusieron el reto de proteger muestras representativas de nuestra naturaleza en cada rincón del territorio nacional que así lo permitiese por la calidad de la misma; segundo, porque surgió esa ola de amantes de lo natural que empezaron a llegar al país en busca de un contacto directo y del disfrute de nuestra flora y fauna. Todo lo anterior fue potenciado con efectivas campañas que directa o indirectamente evocaban nuestra privilegiada realidad natural con eslóganes como: “only natural” y “no artificial ingredients”
Tal realidad económica, en cada uno de eso lugares y el mismo país, obedeció a que el turismo, como ninguna otra actividad económica, tiene la enorme ventaja de no requerir de la típica transformación de la “materia prima” que sí demandan otras actividades económicas, por el contrario, sólo requiere que las bellezas naturales sean accesibles para su disfrute. Complementariamente, la dinámica que caracteriza el desarrollo y la operación de esta actividad hace que la misma genere una serie de múltiples encadenamientos. Así lo determinaron Meneses, Córdova y Oleas (2019) con su investigación sobre el rol del turismo “como eje estratégico de encadenamientos productivos”, con base en datos del Banco Central de Costa Rica.
La industria turística tiene una dinámica altamente encadenada, [ya que] su estructura productiva […] está compuesta por 136 ramas de actividad, 32 corresponden a actividades vinculadas con el agro y la extracción, 49 son de manufactura y las restantes 55 son ramas vinculadas a los servicios. (p. 19)
Además, Benavides (2020, p. 26), con base en datos del ICT y del Banco Central de Costa Rica del 2016, demuestra el gran aporte que el turismo significa para la economía costarricense, cuyo peso específico es muy obvio cuando se revisan los números del siguiente gráfico de su autoría, en el cual se muestran los datos sobre el aporte porcentual que hacen al PIB algunos de los principales productos de exportación.
Figura 11
Contribución porcentual al PIB de algunos de los principales productos de exportación en Costa Rica
Nota. Gráfico elaborado por Benavides, 2020.
De acuerdo con la exministra de Turismo, María Amalia Revelo, un total de 3,1 millones de turistas visitaron el país en el 2019, con lo cual el sector mostró 4,1% de incremento con respecto al 2018, superando así la taza del crecimiento promedio mundial del turismo que fue de 4% (Forbes Staff, 2020).
Según el Instituto Costarricense de Turismo (ICT, s.f.), basándose en los datos del Banco Central de Costa Rica de 2016, el rubro turístico representó un aporte al PIB de 6,3%, aunque aclara que: “Sumados los aportes directos e indirectos, la cifra llega a 8,2% del PIB”. La información evidencia la fuerte presencia y el rol protagónico que tiene este sector para la economía nacional y para las economías de los lugares y territorios en el país que han logrado hacer del turismo su bandera de desarrollo.
Colateralmente, otro dato que contribuye a demostrar ese importante rol es el hecho de que para el “2016 el sector turístico generó 211.000 puestos de empleo directos, es decir, 8,8% del empleo en el país” (ICT, s.f.).
De acuerdo con los datos estadísticos del ICT (s.f.) sobre las divisas por concepto de turismo para el año 2019, el sector generó la significativa cifra de 3 988,5 millones de dólares americanos. Si correlacionamos esta cifra con el hecho de que se ha estimado que entre 60% y 80% de quienes nos visitan lo hacen motivados por la naturaleza, es fácil deducir, numéricamente, el rol clave que juegan nuestras áreas protegidas en la economía nacional; por ende, en el bienestar social de los costarricenses. Son números que no sólo “hablan por sí solos”, sino que se constituyen en la mejor prueba de que aquello que inició con el sueño del joven veinteañero que vislumbraba un glorioso futuro para su país, su gente y su rica naturaleza, hoy es una realidad que, al tiempo que nos ofrece un futuro cada vez mejor, nos demanda una mayor responsabilidad para mantenerlo como tal y fortalecerlo día con día.
Acertadamente, la exministra Revelo también indicó: “[…] Definitivamente el turismo es lo que nos va a permitir más empleo, más distribución de la riqueza y más bienestar a nuestros habitantes […]” (Forbes Staff, 2020). Y todo ello se debe en mucho a la titánica obra que logró concebir, engendrar, desarrollar y fortalecer el gran hijo de Costa Rica llamado Mario Boza.
¡Gracias, Mario, honor a quien honor merece… extrañado amigo!
Referencias
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1 Graduado de Ciencias Forestales, con experiencias internacionales en conservación de la naturaleza, áreas protegidas, desarrollo sostenible, turismo responsable, turismo de aventura y turismo rural comunitario. mavigale5@gmail.com